Síndrome de Asperger: Qué es y cómo identificarlo

Anteriormente, los manuales de salud mental dividían el autismo en trastornos distintos, como el trastorno de autismo y el síndrome de Asperger. Por el contrario, hoy en día existe el consenso científico de incluirlos en una sola dimensión, la cual incluye distintos tipos de áreas donde se encuentran las dificultades.

Esta dimensión se ve reflejada en el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Se trata de un trastorno del neurodesarrollo donde hoy en día se incluye a las personas diagnosticadas anteriormente de síndrome de Asperger o de autismo.

Qué es el síndrome de Asperger

Así pues, el síndrome de Asperger, en grandes rasgos, presenta las dificultades propias del TEA. A diferencia de otras personas con el trastorno, las personas con síndrome de Asperger no tienen una alteración funcional del lenguaje y no presentan un trastorno del desarrollo intelectual. Así pues, estas personas tienen un coeficiente intelectual dentro de la normalidad o superior.

Aunque la sintomatología se pueda empezar a observar en la primera infancia, en muchas ocasiones, desgraciadamente, los niños y niñas con síndrome de Asperger, pasan desapercibidos debido al comportamiento de adaptación al entorno y al enmascaramiento de los síntomas. Una de las conductas que suelen realizar es imitar las reacciones de otros niños. Esto dificulta el correcto diagnóstico y acompañamiento psicológico, y la consecuencia es que no disponen de muchas ayudas de las que poder beneficiarse.

Síndrome de Asperger

Síntomas del síndrome de Asperger

Las dificultades se pueden englobar en tres grandes áreas:

Dificultad en la comunicación e interacción social

Como seres sociables que somos, interactuamos con las demás personas para cubrir nuestras necesidades, y lo hacemos de acuerdo a las normas sociales de nuestra cultura.

Las personas con TEA presentan dificultades para adquirir de forma espontánea las normas no escritas de la sociedad, con lo que les puede resultar muy difíciles algunas interacciones sociales, como por ejemplo establecer una conversación recíproca o mantener la distancia social con los demás. También se puede presentar una nula motivación para relacionarse o para hacer amigos.

Las dificultades en esta área, además, se ven afectadas por un déficit en la teoría de la mente. La Teoría de la Mente es la habilidad de representar los estados mentales de otras personas (pensamientos, creencias, intenciones, emociones) y tenerlos en cuenta para explicar y predecir su conducta.

Las personas con síndrome de Asperger tienen dificultades para entender las intenciones de los demás, y por ende son más vulnerables a las malas intenciones de otros.

Cabe destacar, que tanto la teoría de la mente como las habilidades sociales, donde también presentan dificultades estas personas, se pueden entrenar. Se trata de habilidades, y como toda habilidad, se puede enseñar y aprender.

Dificultad de identificación y gestión emocional

Las personas con este síndrome presentan dificultad para identificar sus emociones y las de los demás. Al no identificarlas, les resulta muy difícil gestionarlas. De pequeños, se pueden desregular con relativa facilidad y necesitan de ayuda para volver a la calma.

Patrones restrictivos y repetitivos del comportamiento

En esta área se engloban distintas características, aunque no hace falta cumplirlas todas para presentar el síndrome:

  • Pueden aparecer movimientos repetitivos, por ejemplo, o ecolalia (repetir palabras o frases que ha dicho la misma persona).
  • Dificultades en la flexibilidad. Como experimentar un gran malestar frente a pequeños cambios o en la transición de una tarea a otra, patrones rígidos de pensamiento, conductas ritualizadas…
  • Intereses restringidos que pueden ser inusuales. Por ejemplo, fijación en algún juego y dificultades para pasar el tiempo de ocio en otras cosas.
  • Hipo o hiperreactividad a estímulos sensoriales. Algunos ejemplos son una aparente indiferencia al dolor, o no poder aguantar ruidos o ciertos olores.

Las personas con TEA procesan el mundo de una manera diferente, con lo cual son personas neurodivergentes, su cerebro funciona de una forma distinta y el trastorno vive con ellos durante toda su vida. Ahora este término se menciona mucho para entender mejor el autismo y alejarnos de la palabra “normalidad”. Los demás no es que seamos los normales, simplemente somos personas neurotípicas, es decir, nuestro cerebro funciona como el de la mayoría de la gente, pero eso no significa que sea mejor.

Síndrome de Asperger en adultos

Debido a la capacidad de algunos niños y niñas con Asperger para camuflar sus dificultades, muchos llegan a la edad adulta sin un diagnóstico, habiendo realizado un esfuerzo gigante para encajar y para pasar desapercibidos. Todo ello puede desencadenar problemas de baja autoestima y ansiedad en la adolescencia y la edad adulta.

Algunas personas, al tener hijos o hijas diagnosticados de TEA, acuden ellas mismas a consulta al verse reflejadas en las conductas de sus criaturas. Es importante acudir a un profesional especialista en TEA para realizar el diagnóstico.

Aunque puede no parecer demasiado importante, tener el diagnóstico en un papel abre muchas puertas, y la terapia psicológica es de gran ayuda para el funcionamiento y autogestión en su día a día.

En los adultos, al establecer relaciones diferentes de las que tienen los niños, las dificultades propias del TEA pueden identificarse a partir de otros signos. Por ejemplo, si en las criaturas se objetiva una dificultad para seguir las normas del juego, en los adultos esto puede traducirse en hablar siempre del mismo tema de interés durante una reunión de ocio.

En los niños, por ejemplo, es común usar pictogramas (imágenes que representan las acciones de nuestro día a día, para estructurar y saber qué se debe hacer a continuación). Aunque en los adultos con síndrome de Asperger no es común usarlos, el pensamiento en este síndrome suele ser más de tipo visual, aprendiendo mejor con imágenes, incluso llegando a ser una memoria fotográfica excelente.

Hay tantas personas diferentes con TEA como personas diagnosticadas, pues si comparamos dos personas con este mismo diagnóstico pueden resultar muy distintas entre sí, por eso la intervención ha de ser individualizada al 100%.

Cómo identificar a una persona con síndrome de Asperger

Nunca podremos saber con certeza si una persona tiene o no este síndrome, solo si nos lo comunica él o ella. Aún así, es importante recordar lo apuntado con anterioridad y ser precavidos a la hora de juzgar: si presentan dificultades en la cognición social, podrían parecer inadecuados e incluso maleducados en ocasiones, pero eso es solo la consecuencia de sus dificultades.

Con más detalle se especifican ejemplos a continuación, de cosas que podría hacer una persona con este síndrome:

  • Presentar un lenguaje técnico e incluso difícil de entender para muchas personas.
  • En los niños, se ha visto una preferencia por interactuar con los adultos en vez de con personas de su misma edad.
  • No mantener el contacto visual o hacerlo de una forma excesivamente prolongada.
  • Poca congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal.
  • No entender las bromas o las ironías.
  • Presentar restricciones con algunos alimentos.
  • Socializar puede causar estrés y cansar.
  • Hablar con un tono de voz peculiar.
  • Ser muy buenos en un área en particular.
  • Entre otras muchas cosas. ¡Cada persona es un mundo!

Si crees que podrías tener el síndrome de Asperger, te ves reflejado en este artículo, o presentas dificultades en tu día a día, en especial relacionadas con las relaciones sociales, puedes buscar a un profesional, psicólogo o psiquiatra, especializado en el TEA. La Asociación Asperger de Catalunya, en Barcelona, es un centro especializado, así como TEAMAR en la zona del Maresme.

Aquí os dejamos un vídeo para entender mejor cómo procesan el mundo estas personas.

Aboguemos por la neurodiversidad, apostemos por un futuro inclusivo con todas las personas y divulguemos y eduquemos para convertirnos en una sociedad más respetuosa con todos.

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El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Maria Mallol | Graduada en Psicología, con nº de colegiada 29660.

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