Esquizofrenia: Qué es y sus características

La esquizofrenia es uno de los trastornos mentales más complejos, afectando de forma significativa la vida de quienes lo padecen. Más o menos se cree que puede afectar al 1% del mundo, tanto en la forma en que una persona piensa, siente y se comporta, ya que a menudo parecen haber perdido el contacto con la realidad.

Es por ello, que en ocasiones este trastorno suele malinterpretarse y estar cargado de mucho estigma e incomprensión. A lo largo de este artículo hablaremos sobre qué es la esquizofrenia, cuáles son las características y qué podemos hacer o no con alguien que tiene esquizofrenia.

¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia es un trastorno mental grave con episodios psicóticos que incluyen delirios y alucinaciones, es decir, que afectan a la percepción de la realidad y el mundo que les rodea. Este trastorno tiende a desarrollarse en la adolescencia tardía o al comienzo de la adultez y puede afectar tanto a hombres como a mujeres.

Si bien es cierto, que en ocasiones al ser un trastorno mental grave se confunde con otros trastornos como el trastorno de personalidad múltiple o la psicopatía. Sin embargo, la esquizofrenia implica una desconexión de la realidad, lo que puede incluir escuchar voces inexistentes, brote psicótico o tener creencias falsas.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), es un trastorno del espectro psicótico, con síntomas de un brote psicótico como delirios, alucinaciones, pensamientos desorganizados y una disminución en la capacidad de llevar a cabo actividades cotidianas.

Características de la esquizofrenia

Para poder entender qué es la esquizofrenia, necesitamos tener presentes las características que se encuentran de forma general en las personas con este trastorno.

Así, algunas de las conductas que aparecen, o características positivas que nos podemos encontrar, son los delirios, que son creencias falsas que hacen que la persona perciba que está siendo vigilada o que es un ser divino. Y las alucinaciones, en las que la persona ve, oye, siente o huele cosas que no existen.

Además, la esquizofrenia, conlleva una disminución de la capacidad para realizar actividades cotidianas. Es decir, la persona empieza a tener dificultades para mantener una conversación, o para iniciarla. Además, se suele reducir la expresión de las emociones y la capacidad para poder disfrutar actividades que antes disfrutaban. Las personas con esquizofrenia, suelen presentar dificultades a la hora de iniciar y mantener actividades, percibiéndolas como pereza o falta de energía.

Asimismo, encontramos en ocasiones, que las personas con esquizofrenia, tienen dificultades para concentrarse, para pensar de forma clara y para poder recordar lo hablado y vivido. Por lo que su percepción de sí mismos, suele ser negativa, sintiendo que no son capaces de hacer cosas que antes sí.

Esquizofrenia

¿Cómo es una persona que tiene esquizofrenia?

Una persona esquizofrénica puede tener comportamientos funcionales, igual que una persona sin ella. Si bien es cierto, que en ocasiones puede parecer que la persona con esquizofrenia está desconectada de la realidad, debido a la presencia de delirios y alucinaciones.

Sin embargo, no olvidemos que no todos los pacientes padecen los mismos indicios, ni con la misma intensidad. Sobre todo que muchas de las personas con esquizofrenia son capaces de poder llevar vidas funcionales con el apoyo y tratamiento adecuado.

Aun así, algunos de los posibles comportamientos más perceptibles son:

  • Cambios emocionales repentinos. Pueden parecer apáticos o mostrar emociones que no son acordes a la situación vivida.
  • Aislamiento social. Pueden permanecer en una situación social, pero retraerse en ocasiones, sobre todo en momentos en los que pueda aparecer algún delirio o alucinación.
  • Discurso desorganizado. Las conversaciones en ocasiones pueden ser confusas, por la falta de coherencia o linealidad en los pensamientos.

¿Qué no hacer con una persona con esquizofrenia​?

El cuidado de cualquier persona requiere de empatía, comprensión, sin juzgar y sin criticar las emociones y posiciones que adopta. Partiendo de esa base, que les permita sentir que somos una figura segura.

Por ello, algunas de las cosas que tenemos que evitar son sobre todo invalidar las emociones o experiencias. Puede ser que nos estén trasladando experiencias que interpretamos como delirantes, pero la forma en que las viven son muy reales. Por lo que en lugar de cuestionarlas, pídele que te las cuente de forma tranquila, recógele, y posteriormente cambia de tema.

Además, solemos tender a racionalizar u objetivar, corregir sus percepciones. Pero no olvidemos que la percepción es única, y aunque la suya no sea realista, imponerles la nuestra no es ninguna solución, ni para ellos, ni para nadie. Sé paciente y permite que se exprese como necesite.

No promuevas la interrupción de su tratamiento médico o de su psicólogo online, a pesar de que no estés de acuerdo de forma individual con el consumo de fármacos o con los tratamientos psicofarmacológicos. La terapia y los fármacos son la clave de su estabilización de los síntomas, por lo que aconsejarles que los dejen es negativo para su estabilidad.

Pero sobre todo, no tratar a las personas con esquizofrenia como si fueran niños. Es decir, sin sobreprotegerles, ni tomar decisiones por ellos, sino fomentar su autonomía y tomar decisiones en conjunto.

¿La esquizofrenia es hereditaria​?

En numerosos estudios se determina que las personas con padres o hermanos con esquizofrenia tienen mayor probabilidad de desarrollar este trastorno, en comparación con personas sin esa relación familiar.

Los datos más claros en relación a estos factores hereditarios son que si uno de los padres tiene esquizofrenia, el riesgo de que un hijo desarrolle esquizofrenia es del 10%. Y si son los dos padres, el riesgo a desarrollar esquizofrenia es del 40% aproximadamente.

Pero la genética no es determinante en sí misma, sino que los factores ambientales, como el estrés, el uso de sustancias o experimentar eventos traumáticos en la infancia, también juegan un papel fundamental. Por ello, es importante no somatizar, sino poder tener en cuenta esos factores ambientales que nos rodean y con los que interactuamos, ya que la genética no garantiza el desarrollo de la esquizofrenia.

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Fuentes:

El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Marta Ridaura | Graduada en Psicología, con nº de colegiada M-35954.

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