Dormir muchas horas y aun así sentirse agotada no es normal. Cuando el descanso no basta y la somnolencia se vuelve constante, puede tratarse de hipersomnia, un alteración del sueño que provoca un cansancio persistente y una necesidad excesiva de dormir.
Más allá de una mala noche o una etapa de estrés, la hipersomnia puede afectar profundamente tu energía, tu concentración y tu bienestar emocional. En este artículo te contamos qué es la hipersomnia, por qué ocurre y cómo puedes abordarla para volver a sentirte descansada y con vitalidad.
¿Qué es la hipersomnia?
La hipersomnia es un trastorno del sueño que se caracteriza por somnolencia excesiva durante el día, o por la necesidad de dormir más horas de lo habitual por la noche. Las personas que la sufren pueden llegar a dormir más de 10 horas diarias y, aún así, sentirse cansadas y con dificultad para mantenerse despiertas. Las personas con hipersomnia parece que no logran encontrar nunca la cantidad de sueño adecuada.
Es importante diferenciarlo del cansancio acumulado, o del insomnio; no se trata de un problema ocasional, sino de uno crónico que se mantiene y se repite en el tiempo afectando a las relaciones personales, laborales e incluso en la gestión de las emociones.
Tipos de hipersomnia
Dependiendo del origen y sus características encontramos diferentes tipos de hipersomnia:
Hipersomnia primaria o idiopática
A veces el cuerpo pide descanso sin que exista una causa médica aparente. En la hipersomnia primaria, la persona puede dormir muchas horas y aun así sentirse agotada. No es pereza ni falta de motivación, es una alteración real del sueño que afecta al bienestar y al ritmo diario.
Hipersomnia secundaria
En este caso, el exceso de sueño es resultado de otras alteraciones médicas o psicológicas como la depresión, la apnea del sueño o el uso de ciertos medicamentos. Comprender y atender la raíz es el primer paso para recuperar la energía y el equilibrio.
Narcolepsia
La narcolepsia es un tipo de hipersomnia donde el sueño llega sin avisar. La persona puede quedarse dormida en medio de una conversación o actividad, y en algunos casos se acompaña de síntomas como la pérdida momentánea de fuerza, o incluso alucinaciones al quedarse dormida o al despertar.
Vivir con narcolepsia no es fácil, pero con apoyo profesional puede mejorar mucho la calidad de vida.
Hipersomnia recurrente (síndrome de Kleine-Levin)
Se trata de un trastorno poco frecuente, en el que aparecen episodios de sueño extremo que pueden durar días o incluso semanas y alternan con periodos de sueño normal. Durante esos periodos, la persona necesita dormir casi todo el tiempo y puede sentirse desorientada o irritable.
Síntomas de la hipersomnia
Los síntomas varían en cada caso y suelen empezar a aparecer de forma paulatina en la adolescencia, agravándose durante la vida adulta. Entre los signos y consecuencias más habituales, encontramos aquellos que afectan tanto al descanso como al bienestar emocional.
- Necesidad de dormir en momentos inapropiados.
- Somnolencia diurna constante.
- Dificultad para levantarse después de periodos de sueños largos.
- Desorientación y confusión al despertar.
- Irritabilidad y frustración.
- Problemas de concentración y memoria.
- Fatiga mental persistente.
- Aislamiento social.
- Agotamiento emocional.
- Rendimiento laboral o académico deteriorado.

Causas del hipersomnio
A veces el origen está en el cuerpo, otras en la mente, o incluso puede estar en los hábitos de descanso. Comprender qué hay detrás de este exceso de sueño es esencial para poder abordarlo y recuperar la vitalidad (y el bienestar).
- El estrés crónico y la ansiedad mantenida.
- Enfermedades neurológicas o metabólicas.
- Alteraciones hormonales.
- Consumo de alcohol o fármacos sedantes.
- Predisposición genética.
- Trastornos del sueño como la apnea obstructiva o el síndrome de las piernas inquietas.
Tratamiento para la hipersomnia
La hipersomnia es una alteración que requiere de una respuesta integral: médica, psicológica, y, sin duda, del compromiso de la persona con los cambios en el estilo de vida.
La forma de gestionarlo varía según el caso y síntomas presentes, pero en cualquier caso es fundamental cambiar algunos hábitos diarios. Esto incluye mantener horarios de sueño regulares, evitar el alcohol o la cafeína, y asegurarse de hacer ejercicio o incluir el movimiento durante el día.
Además, la terapia psicológica online o presencial puede sernos de gran ayuda para trabajar patrones de pensamiento y comportamientos que a menudo contribuyen a los problemas de sueño. Si sufres hipersomnia, en Somos Estupendas podemos acompañarte y comprender las causas emocionales y conductuales, trabajar en la gestión emocional y reducir el impacto del estrés o la ansiedad que suele acompañar esta situación.
Aprender a gestionar el estrés, la ansiedad o la sobrecarga mental mediante técnicas de relajación o meditación puede, también, ayudar a reconectar con el cuerpo y recuperar la calma.
En casos más graves, la hipersomnia también puede requerir de acompañamiento médico y/o psiquiátrico.
Si sufres de hipersomnia (o conoces a alguna persona que quizá pueda vivir con ella), es importante encontrar un lugar seguro donde sentirse vista y comprendida, y donde dejar de normalizar tu cansancio, rabia, tristeza o frustración.
Preguntas frecuentes
Si duermes muchas horas y aun así te cuesta mantenerte despierta o concentrada durante el día, es importante consultar con un especialista. La hipersomnia no mejora solo con “descansar más”, ya que suele tener causas médicas o emocionales detrás.
Puede estar vinculada. En muchos casos, los trastornos del estado de ánimo influyen en la calidad y cantidad del sueño, generando una sensación constante de agotamiento.
No necesariamente. A veces, dormir más de lo habitual es una respuesta temporal al estrés o al cansancio acumulado. La hipersomnia se diagnostica cuando esa somnolencia excesiva es constante y afecta tu vida diaria.
Referencias
American Academy of Sleep Medicine. (2014). International Classification of Sleep Disorders (3rd ed.). Darien, IL: American Academy of Sleep Medicine.
Sateia, M. J. (2014). International classification of sleep disorders–third edition: highlights and modifications. Chest, 146(5), 1387–1394.
