Estrés: Qué es y cómo saber si tienes

Es casi inevitable que en la sociedad en la que vivimos no podamos identificar una época o momento en que no hayamos sentido estresadas. Las exigencias del contexto (y las que adoptamos una misma) promueven un buen terreno para que aparezca e incluso se instaure el estrés. Siendo por consiguiente un tema de relevancia, hoy nos vamos a centrar en él y a conocerlo un poco más.

¿Qué es el estrés?

El estrés es un mecanismo adaptativo de nuestro cuerpo que se activa con el objetivo de cubrir las demandas de nuestro entorno. Cuando percibimos que no tenemos los recursos suficientes para hacer frente a las demandas es cuando sentimos el estrés. Hay distintos grados de estrés, no se reduce a sentirlo o no, sino que es gradual. Cuanto mayor sea la demanda y menores los recursos percibidos, mayor va a ser el grado de estrés.

Por consiguiente, cuando hablamos de estrés hacemos referencia a la aparición de un estímulo o situación (estresor) que activa nuestro organismo y este hace una valoración de los recursos que poseemos para hacerle frente. Dependiendo de la valoración subjetiva la respuesta del organismo será una u otra, promoviendo (o no) la aparición de estrés.

El estrés en sí no es disfuncional, al contrario, como comentábamos es un mecanismo adaptativo, que nos permite convivir en un entorno donde aparecen diferentes demandas. La aparición de este estrés va a hacer que movilicemos recursos para poder cubrir las necesidades. Por consiguiente la idea de que el estrés es malo, como se concibe en la mayoría de las ocasiones, es errónea. Es más, hay situaciones en las cuales sentir estrés puede ser una gran oportunidad para desarrollar nuevos recursos personales.

Causas del estrés

Ya sabemos identificar el estrés, ahora toca comprender por qué lo sentimos. Aunque a continuación vamos a hacer un listado con las principales fuentes de estrés, cabe mencionar que cualquier estímulo o situación puede generarnos estrés, pues hay ocasiones en las cuales su presencia va a depender de la interpretación que nosotras hagamos de los hechos. Recordando lo comentado anteriormente, el estrés es un proceso de interacción entre la persona y la situación, la valoración del individuo sobre si la situación requiere más recursos de los que uno posee modulará la respuesta. Por ese motivo, podemos encontrarnos con situaciones que para una persona sean altamente estresantes y que para otra no lo sean.

De todos modos, ahora veremos algunas de las fuentes más comunes de estrés:

Empleo

El ámbito laboral puede ser una de las principales causas de estrés. Tanta relevancia puede llegar a adquirir que se ha dado una etiqueta propia al estrés relacionado con el ámbito laboral, poniéndole el nombre de burnout. Tenemos un post hablando sobre el estrés laboral que puede interesarte.

El concepto burnout o “síndrome de estar quemado” se utiliza para hacer referencia al desgaste producido por el estrés crónico relacionado con el ámbito laboral. Se caracteriza por agotamiento emocional, una actitud distante hacia el trabajo, insatisfacción, disminución del rendimiento laboral y motivación…

Hay ciertas profesiones que por sus características pueden llegar a ser fuentes potenciales de estrés, como las profesiones de la salud, los docentes, pilotos, policías… entre otras.  Características del empleo como la carga emocional, el contexto y carga laboral, las relaciones con los compañeros van a tener influencia en la aparición del estrés.

Si te encuentras en una situación laboral en la que te ves sobrecargada, con cantidades de trabajo exageradas, falta de recursos en la empresa para gestionarlo, donde no te sientas satisfecha por el trabajo o no reconozcan tus esfuerzos, e incluso que las relaciones con los compañeros no sean de soporte, puede que ya sepas donde está el foco de tu estrés.

Cuidado de personas dependientes

Estar a cargo de una persona dependiente supone un gran desgaste emocional, a la vez que la necesidad de reorganizar las prioridades y obligaciones. Se atraviesan un sinfín de emociones, pena, culpa, ira, incluso un duelo por tener la sensación de haber perdido a un ser querido.

Y a ello le sumamos la falta de tiempo personal, para cuidarse a una misma, darse el tiempo necesario, para simplemente respirar. Incluso puede haber ocasiones que seas el único cuidador de referencia, y la situación te conlleva a un aislamiento social, donde no tienes momentos para socializar, compartir con los demás momentos de gratitud.

Recursos económicos

Necesitamos un mínimo de ingresos económicos para poder subsistir en el día a día y cubrir necesidades básicas como la alimentación, higiene o poseer un lugar donde resguardarse. Actualmente, y desde hace unos años, la situación laboral no es fácil. Contratos precarios, sueldos mínimos… Y para algunas personas cada día es un reto. Sin recursos económicos, o cuando estos son mínimos, el estrés hace presencia, manifestando la necesidad de cubrir una área básica.

Eventos vitales estresantes (muerte, divorcio, despido…)

La muerte de un ser querido se concibe como uno de los eventos vitales más estresantes y traumáticos en la vida de una persona. Igual que en el caso del divorcio, ruptura de pareja o el despido, nos encontramos ante una situación donde debemos de recolocar emocionalmente aquello que hemos perdido (persona, empleo, vida familiar…) y todo lo que conlleva. Para ello son necesarios muchos recursos, en algunos casos con una gran carga emocional.

Enfermedades crónicas

El diagnóstico de una enfermedad (tanto propia como de un familiar) supone un impacto tanto a nivel personal como familiar.

Cuando se recibe la noticia, la familia pasa por diversas fases donde el estrés va a estar presente por el hecho de tener que hacerle frente a una enfermedad, quizás incluso tener que reestructurar la organización familiar y su funcionamiento, y sobre todo tener que gestionar la diversidad de emociones que aparezcan, entre ellos el miedo, la ira, tristeza, la incertidumbre por quizás no saber cuál va a ser el final… o en el extremo empezar a elaborar un proceso de duelo.

En el caso de ser una misma la que padece la enfermedad también se atraviesan gran variedad de emociones, un duelo con una misma por diferentes aspectos, como quizás la pérdida de autonomía, la incertidumbre por no saber cómo se desarrollará el tratamiento, o si puede haber complicaciones., como comunicarlo a los seres queridos… en resumen, como aprender a convivir con una enfermedad que puede influenciar en el día a día.

Estilo de afrontamiento

Entendemos como estilo de afrontamiento el modo a partir del cual afrontamos las situaciones adversas, tanto internas como externas. Si bien no es una fuente explicita de estrés, si es un factor modulador que tiene gran influencia y por consiguiente considero que sería relevante mencionar.

No percibimos el estilo de afrontamiento como único y estable, sino que dependiendo del contexto seremos más proclives a utilizar un estilo u otro. A grandes rasgos podemos definir dos estilos de afrontamiento: centrado en el problema o centrado en la emoción. Dependiendo de las características del estresor, ciertos estilos de afrontamiento pueden ser más adaptativos, o al contrario perjudicar la relación con el estresor sin poder gestionarlo.

Rasgos de personalidad

Los rasgos de personalidad modulan la forma en la cual percibimos y valoramos las situaciones. Si bien es cierto que todos podemos sentir estrés, hay ciertos rasgos de personalidad que hacen a las personas que los poseen más vulnerables.

Algunos de los rasgos de personalidad más estrechamente vinculados por el estrés serian el perfeccionismo, la necesidad de control o dificultad para tolerar la incertidumbre o autoestima dañada (por ejemplo por la sensación de incapacidad).

Casarse, una mudanza, empezar la universidad…

Pero como comentamos anteriormente, hay gran diversidad de estresores y no todos ellos tienen porque tener una connotación negativa. Eventos importantes en nuestras vidas como el día de tu boda, empezar una nueva vida en un nuevo hogar, empezar esos estudios que tanto deseabas…También requieren de una gran movilización de recursos.

Hemos hablado de algunas fuentes de estrés independientemente, pero lo que sucede en la vida real es que puede que si sientes estrés sea porque no hay una única causa, sino múltiples, como tener un trabajo que te desgasta y a la vez convivir con una persona dependiente.

¿Cómo saber si tengo estrés?

Para saber si tienes estrés, fíjate en algunos síntomas del estrés comunes. Físicamente, podrías experimentar dolores de cabeza frecuentes, tensión muscular, fatiga constante, problemas digestivos, dificultades para dormir y cambios en el apetito.

Emocionalmente, el estrés puede manifestarse como irritabilidad, ansiedad, tristeza, sentimientos de soledad o aislamiento. Cognitivamente, podrías tener dificultad para concentrarte, problemas de memoria y pensamientos negativos.

Comportamentalmente, podrías notar que evitas responsabilidades, cambias tus hábitos alimenticios, aumentas el consumo de sustancias, te aíslas socialmente o desarrollas comportamientos nerviosos como morderte las uñas por ejemplo.

Si tienes dudas sobre si tienes o no estrés, recuerda que tenemos un equipo de psicólogas online especializado y estaremos encantadas de ayudarte.

Fuentes:

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El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado porLaia García | Graduada en Psicología, con nº de colegiada 27.368.

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