Cuando hablamos sobre “ataque de ansiedad“, lo utilizamos normalmente como forma de poder decir que estamos experimentando una crisis de ansiedad o un ataque de pánico. Esta confusión se debe a que en ambas situaciones, hay síntomas muy parecidos, tales como el ahogo o la gran cantidad de pensamientos intrusivos.
A lo largo de este artículo, hablaremos sobre qué es un ataque de ansiedad, cómo reacciona el cuerpo y cómo podemos controlarlo. Si bien, desde la perspectiva clínica, no sería correcto utilizar el término ataque de pánico, a lo largo del artículo mantendremos este enfoque para que sea más sencillo.
¿Qué es un ataque de ansiedad?
Un ataque de ansiedad, es un episodio repentino de angustia extrema. En él se experimenta una intensa preocupación, miedo y malestar que aparece sin una situación que la cause de forma objetiva.
Cuando se da un ataque de ansiedad, no solo aparecen esos pensamientos anticipatorios y esa preocupación, sino también síntomas de ansiedad físicos muy intensos. Esto se debe a que nuestro cuerpo nos expresa algo que necesita ser atendido, ya que su objetivo es intentar cuidarte y protegerte. Aun así, físicamente no te van a dañar, pero emocionalmente pueden ser agotadores, si no se comprenden y gestionan de forma funcional.
Algunos de los síntomas físicos y emocionales que se pueden experimentar, y te pueden ayudar a cómo saber si tengo ansiedad son:
- Palpitaciones aceleradas.
- Dificultad para respirar.
- Sensación de mareo.
- Miedo a perder el control.
- Sensación de desmayo.
- Sudoración excesiva.
- Miedo a la muerte.
Pero no olvidemos que los ataques de pánico, son pasajeros, con una duración entre varios minutos hasta media hora, llegando a alcanzar el máximo de malestar en unos pocos minutos.
¿Un ataque de ansiedad es peligroso?
Un ataque de ansiedad, no es algo peligroso físicamente para tu cuerpo. Sin embargo, la experiencia de la persona, puede ser muy angustiante, por las sensaciones y miedos que la acompañan. Es por ello, que debemos ser compasivos con nosotros y con las personas que lo estén experimentando. Y sobre todo reconocer qué es la ansiedad y que la intensidad de los episodios pueden generar mucho miedo dependiendo del tipo de ansiedad, tanto ante un infarto o la pérdida de control.
De esta manera, reconociendo el sufrimiento que está teniendo nuestro cuerpo, y la necesidad de expresar algo que necesita ser atendido, y este tipo de respuestas están diseñadas para poder protegernos.
Aun así, cuando estas respuestas de ansiedad se activan en una situación que no es peligrosa, el malestar sigue siendo real y totalmente válido. No olvidemos que nadie puede cuestionar nuestras emociones ni como nos sentimos físicamente, y que invalidar estas señales, no hace que desaparezcan.
¿Qué le sucede al cuerpo en un ataque de ansiedad?
En un ataque de ansiedad, el cuerpo sabe que necesita protegerse de una amenaza, por lo que se activa un mecanismo de protección. Cuando no hay peligro real, los síntomas que se presentan son los mismos que si lo hubiera.
Las partes de nuestro cuerpo trabajan juntas para protegernos. Esta pelea puede ser física a través de:
- Aumento de latidos: Se empieza a bombear sangre de forma más rápida a los músculos, porque se está preparando para actuar y defenderse.
- Dificultad para respirar: Aparece la sensación de ahogo o falta de oxígeno.
- Sudoración: El cuerpo se empieza a enfriar ante la anticipación de un esfuerzo físico, de tener que huir, o luchar.
- Desconexión de la realidad: Ante la gran cantidad de estímulos internos que nos avisan de un peligro, necesitamos desconectarnos de lo externo.
Así, desde este punto de vista, podemos entender que nuestro cuerpo no está en nuestra contra, sino que se está intentando movilizar para protegerte. Aunque la amenaza no sea real.
¿Cómo controlar un ataque de ansiedad?
En ocasiones, no sabemos qué hacer cuando alguien tiene un ataque de ansiedad. Por eso vamos a intentar darte algunas técnicas concretas que te ayuden a vivir con ansiedad, pero de una forma diferente. Algunas de estas estrategias son:
- Aceptar lo que sientes: Es importante identificar que es lo que sientes, pero sin juicio. En lugar de luchar contra lo que sientes, trata de aceptar que tu cuerpo está activándose para poder protegerte. Aceptar que estás experimentando un ataque de pánico, puede reducir la intensidad de este.
- Conecta con el presente: En muchas ocasiones, prestar la atención a lo que nos rodea, rebaja el malestar, porque nos saca del torbellino de pensamientos y nos ancla en lo que nos rodea. Fija tu vista en tu mano y cuenta con los dedos, o busca 5 cosas de un color.
- Respira de forma consciente: Si estás sola intenta centrarte en coger y soltar el aire por la nariz de la forma más lenta posible. Si estás con alguien, cógele de las manos y respirad al mismo ritmo. De esta forma, le decimos a nuestro cuerpo que no estás en peligro.
- Practica la compasión contigo: Es fundamental que la forma de hablarte sea amable, tanto durante como después del momento de ansiedad. Permítete sentir lo que estés sintiendo sin criticarte, sin juzgarte, como harías con una persona a la que quieres.
Fuente:
- American Institute of Stress (2019) https://www.stress.org/