La felicidad es una de las metas más comunes que tenemos como seres humanos. Sin embargo, esta meta puede ser tan ambigua que resulta difícil de alcanzar. Es por ello por lo que resulta importante conocer exactamente qué es la felicidad, de manera que podamos bajar a tierra este concepto y entender qué es exactamente aquello por lo que tanto luchamos.
En este artículo hablamos de:
¿Qué es la felicidad?
Existen muchas definiciones o formas de entender la felicidad. Muchas de ellas han tendido a estar relacionadas con el éxito, con el “tener”, o con la ausencia de malestar y la presencia perenne del bienestar.
Para empezar, hemos de partir de que todo lo que tenemos en mente sobre la felicidad son ideas que hemos aprendido e interiorizado de forma social. Es decir, no nacemos con una idea de felicidad, sino que esto es algo que se va creando dentro de nuestro imaginario en función del contexto en que vivimos. De hecho, estas ideas van a variar mucho en función del lugar en el que hayamos crecido.
Así, en nuestra mente existe una idea muy occidentalizada de lo que deberíamos conseguir para ser felices. De esta forma, hemos ido generando diferentes expectativas acerca de lo que la felicidad es.
¿Por qué? Porque estas expectativas suelen ser estereotipadas y poco genuinas, y tienden a estar basadas en la acumulación de bienes, de títulos, o de éxitos. Además, generan enorme frustración cuando no se cumplen.
Por un lado, solemos enfocar la felicidad “hacia fuera”, sin prestar atención o revisar qué es lo realmente importante para nosotras. Sin embargo, en el momento en que buscamos fuera lo que nos llene dentro, estamos perdiendo la conexión con la verdadera fuente de la felicidad: nosotras mismas. Dicho de otra manera, cuanto más ímpetu pongamos en buscar unas condiciones favorables externas, más nos perdemos en lo de fuera y, así, más abandonamos lo de dentro.
Por otro lado, cuando hablamos de felicidad, la asociamos a una meta que como seres humanos tenemos. Ahora bien, cuando tomamos la idea de la felicidad como meta, perdemos la conexión con el presente, que es el tiempo, el único tiempo en el que podemos vivir.
5 características de la felicidad
Para que en tu mente se queden ideas importantes sobre la felicidad, simplifiquemos a 5 características que pueden definirla.
- Conexión con los valores y con un sentido vital.
- Coherencia entre lo que somos y lo que hacemos.
- Paz interior (que no significa ausencia de malestar).
- Trabajo constante de revisar nuestra vida interna y externa.
- Motivaciones a corto, medio y largo plazo conectadas a valores.
Tipos de felicidad
Por último, hablemos de los tipos de felicidad, en un intento de reducir las muchísimas formas que pueden existir de vivirla.
Existen, además de muchas definiciones, muchas teorías sobre la felicidad. En este caso, nos basaremos en las ideas de Martin Seligman, uno de los autores más importantes en el mundo de la Psicología positiva.
Seligman estableció tres grandes vías que llevan hasta la felicidad: la vida placentera, la vida comprometida, y la vida con significado.
La vida placentera
Esta es la felicidad más hedónica, más disfrutona. Se trata, especialmente, de buscar experiencias que evoquen emociones agradables, tratando de huir de aquello más desagradable.
Este tipo de felicidad puede ser muy enriquecedora, dado que nos permite saborear lo agradable, vivir presentes y con atención plena, y permitirnos el disfrute. Ahora bien, una felicidad que no contemple que existen emociones desagradables no es una auténtica felicidad.
La vida comprometida
Este tipo de felicidad resulta más realista, dado que contempla la felicidad como algo en lo que es necesario implicarse. En este sentido, la felicidad se trataría no solo de un disfrute hedónico, sino de revisar nuestro interior y exterior y llevar a cabo cambios o acciones que nos comprometan con nuestro bienestar. Se trata de accionar lo que queremos en nuestra vida.
La vida con significado
Este tipo de felicidad tiene mucha relación con lo que hemos ido desarrollando en este artículo. Se contempla la felicidad como una conexión con los valores y con el sentido vital de cada persona. Es decir, dar un significado a la vida en función de lo que para ti es importante. A su vez, esta felicidad está muy relacionada con la vida comprometida, dado que tiene que existir esa coherencia entre lo que somos y lo que hacemos.
En definitiva, para hablar de felicidad no necesitamos hablar de lo que se supone que tenemos que tener para “llegar” a esa meta, o de unos cuantos consejos de cómo ser feliz. Si no que, más bien, se trata de llenar nuestra vida cotidiana de ingredientes como la consciencia y la coherencia interna.
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