Emociones básicas: Cuáles son y para qué sirven

Si has llegado hasta este artículo quizá uno de los motivos ha sido darte cuenta de que las emociones básicas son un componente elemental en la vida de todas las personas. Relacionarse de una forma adecuada con ellas nos dará una clave fundamental para favorecer nuestra propia regulación. Si te quedas, vas a poder conocer en profundidad las emociones básicas. Todavía existe la necesidad de psicoeducar acerca de cuáles son y para qué sirven.

Qué son las emociones básicas

Las emociones básicas son aquellas que se conocen como más importantes y de las cuales pueden ir derivando el resto. Todas estas emociones básicas nos proporcionan información muy importante respecto al mundo que nos rodea y nos motivan a actuar.

Las emociones básicas están programadas y nosotras, incluso si quisiéramos, seríamos incapaces de eliminarlas completamente. Y si lo has intentado alguna vez habrás comprobado que esa no es la solución. Será muy importante aprender cómo gestionar las emociones.

Las emociones básicas llevan con nosotras desde el momento en el que nacemos. Como ya te habrás dado cuenta, muy poco se enseña sobre ellas para toda la relevancia que tienen en nuestro camino. 

Si no aprendemos sobre gestión emocional será muy difícil comprender lo que nos pasa y esto puede llevarnos a experimentar malestar. 

Durante mucho tiempo se han clasificado las emociones como buenas o malas siendo esta forma de referirse a ellas errónea. Frente a las emociones no debe existir un juicio. 

emociones básicas

Cuáles son las emociones básicas

Para que podamos gestionar las emociones básicas de manera adecuada es fundamental que aprendamos sobre ellas:

Alegría

 “Oye, esto nos gusta, eso nos hace sentir muy bien”

La alegría suele ser la emoción que más nos gustar sentir, es con la que más satisfacción sentimos. Pequeño spoiler: no se puede vivir siempre en ella.

La alegría es una de las emociones básicas y universal que todas las personas sentimos y vivimos de forma parecida. Sentimos la emoción básica de alegría cuando todo va bien, cuando algo nos gusta y cuando conectamos con la sensación de bienestar. Nos motiva a relacionarnos con los demás, a tener una visión más positiva del mundo que nos rodea e incluso de nosotras mismas, teniendo un efecto en nuestra autoestima.

Lo que ocurre con esta emoción básica no es que no se gestione adecuadamente sino que se siente frustración cuando la sentimos menos de lo que nos gustaría. 

Tristeza

“Oye, quizá estamos perdiendo algo importante para nosotras”

La tristeza es la emoción que sentimos como reacción ante una pérdida. Esta emoción básica se produce cuando la pérdida está relacionada con el fallecimiento de un ser querido, una ruptura, una pérdida a nivel de valores (expectativas, ilusiones), pérdida de ese trabajo que valorabas….  

La tristeza está presente en muchos momentos de nuestra vida y a pesar de ello y de ser tan necesaria como cualquier otra es una de las que más nos cuesta gestionar.

“No quiero sentirme así” es la expresión más escuchada cuando estamos conectadas con la tristeza. El autocontrol emocional dirigido a no sentir no ayudará en el proceso de gestionar esta emoción básica.

La tristeza se vive muy hacia dentro. Dentro de las emociones básicas se reconoce al sentirnos más cansadas, más pesadas, nos encogemos, nuestros hombros caen, queremos protegernos. Nos para para poder reflexionar, mirar hacia dentro y florecer de nuevo. 

Además, también nos permite activar nuestra parte más social permitiendo a los demás que se acerquen a nosotros, pedir ayuda, dejarse cuidar. 

Como ves, no es mala, es tan necesaria como cualquier otra. 

Ira

“Oye, quizá nuestros límites han sido vulnerados o algo nos parece injusto”

Esta emoción básica aparece cuando nuestros límites se sobrepasan, cuando algo lo percibimos como injusto y cuando algo o alguien nos hace daño.

La ira es la alerta que se activa para cubrir las necesidades de justicia, de libertad y de protección, ayuda a que no nos invadan. Activa el poder plantarnos y decir no, poner límites, respetar y respetarnos. 

La ira implica mucha activación. Esta emoción básica nos inunda de energía. Nuestra respiración se vuelve más superficial y mucho más rápida y le acompaña un ritmo cardíaco acelerado. La postura corporal nos prepara para la acción, nos lleva a ocupar más espacio, nos echamos hacia adelante haciendo más grande nuestro pecho simulando en ocasiones una posición de ataque. Sentimos más calor en el cuerpo y tensión muscular (apretamos mandíbula, puños…). 

La ira o rabia emocional puede resultar una de las emociones básicas que más nos cuesta gestionar pero a la vez es de las que más sabemos reconocer. 

El problema de la ira puede surgir cuando la expresamos mediante la violencia. Es por esta razón que será muy importante aprender a reconocerla para así gestionarla adecuadamente. 

Miedo

“Oye, ten cuidado que quizá estamos en peligro”

El miedo es la emoción básica que relacionamos con alerta y tiene que ver con nuestro instinto primario de supervivencia. Lo sentimos cuando algo nos supone una amenaza o un peligro, ya sea de forma real o percibida. 

El miedo se experimenta como una emoción desagradable pero realmente no podemos vivir sin él y nos proporciona una función muy importante: nos hace activar el estado de alerta para defendernos y así cuidarnos.

Esta emoción básica se relaciona con tres respuestas: huida, paralización, lucha. La activación corporal es muy significativa: aumenta el ritmo cardiaco, aumenta nuestra respiración, sudación y puede aumentar los niveles de adrenalina en sangre.

La dificultad que se encuentra en la gestión del miedo es que no es igual si el miedo es real o el miedo es solamente percibido. Por esta razón es tan importante saber sobre el miedo qué es y cómo enfrentarse a él.

Sentir miedo es natural y que no nos vamos a deshacer de esta emoción básica. Lo que no es útil es que vivamos toda nuestra vida como una situación amenazante.

Asco

“Oye, cuidado que quizá esto no nos gusta”

El asco es la emoción básica vinculada al rechazo o evitación de algo que puede estar en mal estado, contaminado o se intuye como nocivo.

Esta emoción básica tiene una función de protección y supervivencia. La activación corporal asociada tiene que ver con: repulsión, grima, aversión incluso nauseas, arcadas o malestar digestivo. 

Sentir asco moviliza hacia una conducta de distancia frente al estímulo que genera la emoción básica. 

Sorpresa

“Oye, esto que ha ocurrido no nos lo esperábamos”

La sorpresa es la emoción básica que se siente cuando ocurre algo inesperado o novedoso. 

Esta emoción básica tampoco debe ser juzgada como positiva o negativa. Simplemente prepara a la persona para un acontecimiento inesperado (el cual sí podrá ser más o menos agradable).

La activación fisiológica de esta emoción básica se reconoce fácilmente: boca abierta, cejas elevadas, mayor frecuencia cardiaca.

Para qué sirven las emociones básicas

Las emociones básicas no nos las enseñan, si no que nos las vamos encontrando a lo largo de nuestra historia de vida. No se trata de suprimirlas, sino de entender y aprender que cada emoción básica nos aporta algo.

El para qué sirven las emociones básicas se recoge en los siguientes puntos:

  • Identificar lo que estamos sintiendo.
  • Permite darnos aquello que necesitamos.
  • Mejorar nuestra relación con el mundo que nos rodea y nuestras habilidades de comunicación.
  • Favorece la capacidad de empatía lo cual mejora las relaciones interpersonales.
  • Permite un progreso en la toma de decisiones y la resolución de problemas y conflictos.
  • Invita a la reflexión sobre el autoconocimiento
  • Favorece el bienestar psicológico.

Sea la emoción que sea la que estás sintiendo, detrás siempre existe una necesidad, un mensaje, por eso es muy importante aprender a entenderlas y gestionarlas.

¿Nos compartes?
Ayuda a que el contenido llegue más lejos

Asegura ser persona antes que psicóloga por vocación y este es su mantra: “Conozca todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana” (Carl Jung). Así es como quiere llegar con cada palabra. Más sobre Rocío Penas

Deja un comentario