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¡Hola bonitas y bienvenidas un domingo más al Podcast de Somos Estupendas! Hoy venimos con un tema que June nos ha preparado con mucho cariño, pero también con algún que otro enfado. Es posible que te veas reflejada en el podcast de hoy, el famoso ser la niña buena.
¿Qué es ser la niña buena?
Ser la niña buena consiste en dar más importancia a los deseos de los demás que a los propios. Es decir, que primero van los demás y, si hay tiempo, yo. Se tiende a idealizar el cuidado de otras personas porque se cree que eso hará que llegue el propio bienestar. No se nos ha enseñado tanto a cuidarnos a nosotras porque se ve como egoísta.
Cómo se manifiesta el síndrome de la niña buena
Si sientes que debes ser la niña buena puede que no te creas merecedora de que te pasen cosas buenas. Quizá esto haga que dejes que otras personas decidan por ti, o que sientas que tu entorno debe adivinar cómo te sientes, porque en tu infancia has tenido que adivinar lo que sentían y necesitaban tus cuidadores.
Ser la niña buena es un peso insostenible.
Las “niñas buenas” le dan mucha importancia a lo que piensan los demás de ellas, y son muy prudentes. No expresan desacuerdo o enfado por miedo a la reacción de las personas, por herida de abandono y miedo al rechazo. No se permiten fallar y les cuesta decir que no.
¿Por qué soy una niña buena?
Si crees que te han enseñado a ser la niña buena, este conjunto de características y formas de actuar tienen 2 orígenes principales:
Refuerzo de la familia
Uno de los orígenes es que tu familia solo te reconocía cuando “eras buena” o cuando “te portabas bien”. Aprendiste a que las situaciones en la que realmente te veían era cuando reproducías esas conductas de niña buena. Así lo fuiste repitiendo por supervivencia, para que te hicieran caso.
Y ¿qué era ser buena? Estar callada, no molestar, ser sonriente, quedarte quieta, no quejarte, estar atenta, ser educada, ser amable, ordenada, no llevar la contraria, no dar problemas, tener paciencia… Y todas esas creencias se quedan clavadas.
Si soy lo que quieren que sea… dejo de ser.
Exigencia de la sociedad
Ya no es solo la familia, sino que la sociedad refuerza todas esas conductas: “calladita estás más guapa”, “si te quejas es poque eres una dramática o una histérica”, “no llores porque te pones fea”. Si no eres amable con todo el mundo eres insoportable, si levantas las voz es de mala educación.
Además, se alude a la belleza en varias de estas imposiciones. Se nos pide que estemos bellas 24/7. Pero si nos maquillamos vamos demasiado maquilladas, y si no nos maquillamos deberíamos hacerlo. Parece que nunca elegimos, siempre al gusto de los demás.
Hay muchísimas situaciones, vivencias y comentarios. La realidad de cada una es diferente, y son infinitas las cosas que refuerzan el síndrome de ser la niña buena. No te culpes si no has podido detectar algunas de estas situaciones previamente.
Consecuencias de dejarnos en segundo plano
Vivir en ansiedad
Es un constante autocuestionamiento de quién soy y qué hago. ¿Se habrá enfadado? ¿Qué puedo hacer para compensarlo? Es una continua frustración con una misma por no cumplir lo que los demás esperan de mí. Si esta situación te afecta consulta nuestro artículo sobre qué es la ansiedad: síntomas y tratamiento.
¿Renuncio a lo que quiero para que no me rechacen o convivo con el rechazo?
Sentimiento de culpa y miedo
Aunque la teoría de cuidar de una misma tenga lógica, la mirada de decepción o desaprobación de los demás hace que te sientas mal. Así, de nuevo pones en duda si lo que haces está bien o no. Tu niña interior está aterrada, pensando si lo estará haciendo bien o no.
Qué hago con todo esto
Uno de los principales trabajos es en la identidad. Ir descubriendo qué es lo que quieres tú, lo que realmente eres. Respóndete a lo siguiente:
Si no hubiera ningún tipo de consecuencia negativa, ¿cambiarías algo de lo que eres hoy en día?
Si la respuesta es sí, quiere decir que estás empezando a conectar contigo misma, con lo que deseas y no con lo que deberías querer, tener o ser. Es importante que encuentres tu camino.
Otra de las cosas importantes que habrá que aprender es a pedir lo que quieres y a decir que no o que sí siendo coherente y honesta contigo y poniendo límites.
No hay decisiones malas o buenas, solo decisiones. Y las tuyas te pertenecen solo a ti.
Trabajo se centrará en autocuidado, autoestima, seguridad, diálogo interno, liberarnos de la necesidad de caerle bien a todo el mundo (esto se hace sanando las herias de rechazo). Alguna vez quedaremos mal con la gente, pero recuerda que si alguien se queja de que ponga límites es porque sacaba algo de ti sin ese límite.
Aprender a maternarte es aprender a ser esa adulta que necesitaste cuando eras niña.
Como siempre, gracias por acompañarnos una semana más, nos escuchamos el próximo domingo. Gracias también por vuestras puntuaciones y comentarios en Spotify y en Itunes eso nos ayuda a crecer.
¡Un abrazote!