Fobia: Qué es y cómo superarla 

En ocasiones se escucha hablar de “me da fobia…” o “tengo fobia a…” pero realmente, ¿se conoce bien qué es y cómo superar una fobia? Existen diferentes tipos de fobias y es importante por este motivo conocer bien en qué consiste la fobia para poder comprender sobre sus causas y tratamientos para superarlas.

Qué es fobia

Hablar de fobia es hablar de miedo, unas de las emociones más comunes a todas las personas y que a la vez más pueden incapacitar si no se gestiona adecuadamente.

El miedo tiene una función adaptativa. El malestar respecto a esta emoción llega cuando esta emoción se comienza a experimentar en situaciones que no suponen una amenaza real y por lo tanto se encuentra en una escenario donde esta emoción de miedo se puede volver disfuncional. La palabra fobia hace referencia a este tipo de reacciones concretamente. Se entiende fobia como un miedo irracional frente a una situación, de intensidad muy elevada, con gran interferencia  y que genera mucho malestar a la persona. 

Existen diferentes tipos de fobias. Conocer sus síntomas, su causa y su tratamiento ayudará a validar lo que la persona está sintiendo.

Síntomas en la fobia

“Tengo claro que la cucaracha no puede hacerme nada, no supone un peligro, aún así no puedo tener autocontrol de los síntomas que me provoca esta situación”

Algunas de las características de las fobias pueden ser: reacción totalmente desproporcionada al estímulo que la desencadena, no hay posibilidad de autocontrol aún siendo consciente que el peligro no es real y evitación del estímulo.

Como hemos citado anteriormente una fobia tiene en la base la emoción del miedo. Como cualquier emoción existe activación a tres niveles.

Activación fisiológica de la fobia

• Palpitaciones
• Pulso acelerado
• Sudoración en exceso
• Respiración agitada
• Temblores
• Escalofríos
• Presión en el pecho
• Sequedad de boca
• Mareos

Activación cognitiva de la fobia

• Anticipación de resultados 
• Preocupación en exceso
• Pensamiento distorsionados y desproporcionados
• Tensión
• Nerviosismo
• Dificultad para la toma de decisiones

Activación conductual de la fobia

• Bloqueo 
• Evitación del estímulo

El nivel de malestar es tan alto que la persona que lo sufre a menudo intenta hacer todo lo posible para evitar la fuente que le genera esa incomodidad.

Causa de la fobia

Ninguna persona nace con una fobia. ¿Qué quiere decir esto? La mayoría de las fobias se inician en la infancia, adolescencia o edad adulta temprana. La fobia normalmente es aprendida y tiene como punto de partida un acontecimiento concreto a raíz del cual se ha ido aprendiendo que un estímulo supone un peligro para la persona (aunque sea consciente de que no es un peligro real).

Cuando una persona se enfrenta al estímulo temido aparece una reacción desproporcionada que se manifiesta con síntomas físicos y psíquicos.

Las causas más comunes de las fobias son:

Experiencias negativas vividas

La fobia aparece tras la vivencia en primera persona de una evento concreto que supuso mucho malestar para la persona. Ese estímulo puede estar relacionado con un objeto concreto (por ejemplo una animal) o con una situación (por ejemplo miedo a volar). Aunque el estímulo en sí no es alarmante la persona lo integra como algo muy peligroso. 

Conducta aprendida

En ocasiones la fobia tiene que ver con el aprendizaje. Lo que se ha aprendido o se ha visto de experiencias de otras personas respecto a un estímulo. Por ejemplo, si una madre ha tenido fobia a los perros y ese miedo lo trasmite a sus hijos e hijas estas personas crecen con la creencia de que los perros son peligrosos y pueden comenzar a desarrollar también fobia a ellos.

Factores biológicos

Como en otras ocasiones aquí la genética a veces también puede jugar un papel importante lo que significa que algunas personas pueden nacer con una predisposición a desarrollar fobias.

Cada persona es única y por lo tanto, cada caso es único. Es por este motivo que a veces resulta difícil definir qué causa una fobia a cada individuo. 

Cómo superar una fobia

Superar una fobia es posible. 

Cuando se tiene una fobia la sensación resulta tan incómoda y a veces incapacitante que se puede llegar a pensar que siempre va a ser así. Desde estas palabras que estás leyendo nos gustaría trasladarte que hay solución y que puedes pedir ayudar para de esta manera poder trabajar en aquello que te está generando tanto malestar.

A la hora de superar una fobia también se pueden realizar una serie de pasos además de buscar ayuda a través de la terapia. Estos pasos que se pueden hacer sobre todo tienen que ver con una actitud concreta hacia ti misma.

Autocompasión

Será muy importante para superar una fobia desarrollar una actitud compasiva hacia ti misma. En ocasiones podemos llegar a tener un diálogo interno duro “Ya estás otra vez igual” “Es que siempre te pones así” y desde luego, estas frases (o parecidas) no ayudan en absoluto. Poder hablar desde la compasión suena más así: “Entiendo que aunque este miedo no es racional mi cuerpo lo está experimentando de esta manera, son emociones y no pueden hacerme daño, acepto que estoy cambiando esto poco a poco, ahora es cuando más me necesito”.

Apoyo social

En ocasiones se puede pensar que no existen otras personas en la misma situación. Este pensamiento distorsionado puede resultar muy invalidante e incluso puede hacer que no se busque el apoyo que se necesita. Compartir lo que nos pasa y hablar de ello en un entorno seguro  nos ayudará también en estos momentos. 

Validar los sintomas

“Es normal que mi corazón se acelere, estoy sintiendo miedo y esta es una de las maneras que el cuerpo tiene de avisarme de ello”. Algunas veces se desarrolla miedo al propio síntoma por no entender de donde viene y no conocer si es normal o no sentir eso en ese momento. Por esta razón es muy importante trabajar en una buena gestión emocional y conocer cual es la forma de representación física, cognitiva y conductual de las diferentes emociones. 

Estrategias de relajación y atención plena

Entrenar en el desarrollar estrategias de relajación y atención plena para la fobia puede resultar de gran ayuda. Estas técnicas sobre todo pueden ser útiles para el manejo de los síntomas y su tolerancia. 

Recuerda que en todo momento puedes realizar este proceso acompañada. 

Tratamiento para la fobia

Hoy en día existen diferentes tratamientos psicológicos para tratar la fobia. 

Es importante destacar que en algunos casos concretos se puede prescribir medicación que acompañe a la terapia para así reducir la sintomatología ansiosa que tanto malestar causa a la persona. 

Terapia cognitiva-conductual

Lo que pensamos tiene una consecuencia en nuestra forma de actuar. Usando esta relación esta terapia lo que pretende frente a la fobia es aprender a comprender qué es lo que está pasando. Aprender sobre lo que sentimos, lo que estamos pensando y cómo el cuerpo reacciona a esto para de esta manera tener más psicoeducación acerca de lo que está pasando. Además, esto se irá compaginando con la exposición con prevención de respuesta acompañada por la profesional. 

Desensibilización sistemática

La desensibilización sistemática es una de las técnicas más usadas en terapia y con resultados muy buenos para el tratamiento de la fobia. Esta técnica consiste en que la persona aprenda a gestionar las emociones que le produce el estímulo, pasando de lo menos difícil a lo más. El afrontamiento del malestar, sin huir de él ni usar otras estrategias como por ejemplo la evitación de la emoción. 

Terapia de exposición

De manera más concreta dentro de las terapias cognitivo-conductuales se encuentra la terapia de exposición como tratamiento para la fobia. El objetivo de esta terapia es poder cambiar la forma de reaccionar frente al estímulo que desencadena el miedo. De forma gradual y con prevención de la respuesta la persona se expone no solo al foco que desencadena la emoción si no a las sensaciones y pensamientos que surgen. 

Realidad virtual

El avance tecnológico también ha llegado a la terapia. A través de la realidad virtual se puede realizar la exposición al estimulo que genera la fobia. Esta herramienta no sustituye al efecto que tiene exponerse directamente al foco pero sí tiene ventajas: permite al terapeuta construir el contexto y no tener que desplazarse, se puede ir trabajando la exposición a un entorno lo más parecido posible. 

Cada persona tiene unas necesidades concretas que se considerarán con el profesional que acompañe. La terapia siempre será un traje a medida para obtener los mejores resultados. 

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