¡Hola bonitas y bienvenidas un domingo más al Podcast de Somos Estupendas! Hoy os traemos un tema que seguro que os encantará: Procrastinar, ¿qué es? y cómo dejar de hacerlo. No paramos de verlo en nuestro entorno y en nuestro día a día así que merecía un espacio en nuestro podcast. Y nos lo cuenta Julia, una de nuestras fantásticas psicólogas de Madrid.
Qué es procrastinar
Procrastinar es el acto de posponer o retrasar tareas, actividades o decisiones, aunque sepamos que sería mejor hacerlas en ese momento. Es algo que muchas veces ocurre cuando nos enfrentamos a tareas que nos resultan incómodas, abrumadoras o que requieren un esfuerzo considerable. En lugar de afrontarlas, encontramos distracciones o nos decimos que “lo haremos después”.
Esta tendencia puede ser puntual o convertirse en un hábito que afecte distintos aspectos de nuestra vida, generando sensaciones de culpa o ansiedad por el trabajo pendiente.
Procrastinar no necesariamente implica pereza; puede estar relacionado con factores como el miedo al fracaso, la falta de motivación o incluso la falta de claridad sobre cómo empezar.
Las redes sociales son aliadas de la procrastinación. Nos impiden estar en la tarea y nos hacen ir posponiéndola, junto a otras actividades de la vida diaria más irrelevantes o agradables (ver las noticias, prepararte un café, mirar los mails…).
La procrastinación es una ladrona de tiempo.
Cómo funciona la mente de un procrastinador
Por naturaleza, nuestra mente se encuentra mejor en tareas que son de rápida resolución. Aquellas más tediosas y que su recompensa es a largo plazo nos cuestan más. Hacer un check en las tareas en muy satisfactorio, y si ha sido rápido nos motiva a realizar otras también de rápida resolución.
A nuestro cerebro le cuesta más implicarse en aquellas tareas cuya recompensa llegará a medio o largo plazo. Aunque tengamos pendiente esa tarea más compleja, el hecho de ir resolviendo las otras genera un alivio que nos mantiene enganchadas y reduce la procrastinación. Pero, cuando no realizamos esa tarea, aparecen la culpa y el malestar.
Situaciones que facilitan la procrastinación
La procrastinación es intrínseca, parte de una misma. Pese a esto, algún trabajo es más fácil de procrastinar, de dejar de hacerlo, porque lo podemos realizar otro día, como ir al banco, a hacer la compra o pedir cita en el médico.
Cómo dejar de procrastinar
No todo el mundo procrastina igual, pero dejar de hacerlo implica conocer de cerca lo que nos sucede. Cada persona tiene motivos diferentes: perfeccionismo, miedo al fracaso, impulsividad, estrés, el modo en el que regulamos la ansiedad, trastorno depresivo, estado de ánimo bajo… Todas estas cuestiones están relacionadas con el apego y la capacidad para autorregularnos.
No procrastinar, dejar de hacerlo de un día para otro, es complejo porque es un hábito que hemos aprendido desde la infancia. Las presiones y altas expectativas académicas de nuestros padres hacen que ya en la adolescencia nos cueste gestionar los momentos de estudio y deberes… y vayamos evitando enfrentarnos a estas situaciones.
Romper la barrera y empezar es la mitad del trabajo.
Diálogo interno, qué me digo cuando me enfrento a esa tarea. Y la validez que siento que tengo: si me válido a través de los resultados que obtengo y me identifico con una nota baja o un trabajo mal hecho es normal que nazca el miedo al fracaso.
Cómo superar la procrastinación
Es muy complicado no procrastinar, dejar de hacerlo va incluso en contra de nuestra tendencia. Pero te dejamos aquí algunos tips para alejarnos de la procrastinación.
Identifica tu procrastinación y diálogo interno
Revisa cuándo y cómo procrastinas y escucha atentamente de qué forma te hablas durante esas situaciones y qué creencias van asociadas. Cuidado con el autosaboteo, con restar importancia a tus tareas y decirte que lo puedes hacer en otro momento.
Suprime las tentaciones
Aleja de ti todos los estímulos que puedan provocar distracciones o que hagan que evites realizar la actividad que debes hacer. Si tienes, por ejemplo, el móvil a mano seguramente recurrirás mucho más a las redes sociales.
Haz una lista de tareas
Vuelca todo lo que tienes que hacer en una lista escrita, porque si solo la tenemos mentalmente es un caos que puede ser agobiante. El ruido mental no te permitirá ponerte con lo que debes hacer y aumentará la probabilidad de procrastinación. Para acallar el ruido haz una lista o escríbelo en el calendario para organizarte. Trata que las tareas sean por días y no todas en un gran listado, porque visualmente puede estresarte.
Divide las tareas: si sientes que avanzas no te bloquearás.
Prioriza y divide las tareas
Cuando tengas esa lista de cosas que hacer, ordénala según la prioridad. Además, puedes dividir en partes aquellas que sean más complicadas de hacer. Ver tareas más sencillas será más motivador y nos generará una sensación de autoeficacia y de mejorar la productividad cuando las vayamos consiguiendo.
Recompensa tus pasos
Si después de cada pequeña tarea te reconoces el esfuerzo y te recompensas, por ejemplo, con un pequeño descanso, te ayudará y motivará. Trata también de recompensarte por otras cosas que no sean solo llegar al final. Pregúntate: ¿en tu infancia se buscaba más el disfrute o se premiaban los logros? Es como viajar, ¿estás pendiente solo de llegar o disfrutas del paisaje del camino?
Como siempre, gracias por acompañarnos una semana más, nos escuchamos el próximo domingo. Gracias también por vuestras puntuaciones y comentarios en Spotify y Itunes, eso nos ayuda a crecer.
¡Un abrazote!