En este artículo profundizaremos en qué tipos de meditación podemos encontrar. Además, exploraremos la cómo podemos iniciarnos en esta apasionante práctica.
Aunque el concepto «meditación» se ha vuelto bastante popular en nuestra sociedad en los últimos años, observamos que todavía puede generar bastante confusión.
La meditación es una práctica que tiene su origen en la India. Los textos védicos, datados hace 5000 años, son los más antiguos que existen en los que se menciona la meditación. Sin embargo, se considera que la práctica en sí es todavía más antigua. La meditación que conocemos actualmente se ha adaptado a la cultura occidental y, por eso, muchas personas lo consideran técnicas de relajación.
Tipos de meditaciones
Debido a que la meditación es una técnica milenaria que se ha ido propagando prácticamente por todo el mundo, se han desarrollado muchos tipos de meditaciones. A continuación se mencionan únicamente algunas de ellas como punto de referencia sobre el cual seguir explorando si así se desea.
Debemos destacar que no hay una más adecuada que la otra. Por ello, debido a que la meditación es una técnica milenaria que se ha ido propagando prácticamente por todo el mundo, se han desarrollado muchos tipos de meditaciones. A continuación se mencionan únicamente algunas de ellas como punto de referencia sobre el cual seguir explorando si así se desea.
Debemos destacar que no hay una más adecuada que la otra. Por ello, es importante que cada persona encuentre la variante que más se ajuste a sus necesidades.
Meditación guiada
La meditación guiada es una práctica en la que una persona, ya sea en vivo o a través de grabaciones, guía el proceso meditativo paso a paso. Esta guía puede incluir indicaciones para relajar el cuerpo, visualizar escenarios específicos o conectar con emociones concretas.
Es una herramienta especialmente útil para quienes están comenzando, ya que ayuda a mantenerse enfocado/a y proporciona estructura a la práctica. La meditación guiada permite experimentar distintos enfoques sin preocuparse por “hacerlo bien”, fomentando así la calma y el autoconocimiento desde la seguridad de ser acompañado/a.
Meditación en atención plena
Este tipo de meditación es uno de los más conocidos en nuestra sociedad. El mindfulness, o la meditación en atención plena, ha sido ampliamente estudiado y divulgado. El principal foco de trabajo se centra en cultivar la presencia: aquí y ahora. Es decir, observar qué está sucediendo en el momento presente y aceptarlo sin juzgar.
Se pueden observar tanto las sensaciones corporales, como las emociones y los pensamientos. A veces tenemos la idea errónea de que las prácticas de mindfulness deben ser muy largas y no es así. Podemos empezar practicando ejercicios de atención plena más accesibles durante nuestro día a día.
Meditación Metta
La meditación Metta, también conocida como meditación del amor benevolente, tiene su origen en el budismo tibetano. Se centra en cultivar y desarrollar compasión hacia uno/a mismo/a y hacia el resto de seres vivos. Tiene como objetivo la construcción de una mayor empatía y armonía.
Aunque es más complejo, podríamos decir que los aspectos básicos se centran en explorar el sentimiento del amor y las sensaciones que genera en la persona. Además, se repiten ciertas frases con mensajes compasivos.
Meditación trascendental
Este estilo de meditación tiene su origen en la India y se centra en la repetición de mantras. Durante la práctica, cada persona se centra en la repetición de las palabras o mensajes que elijan. Dicha repetición actúa como anclaje a la práctica y permite volver al mantra personal en caso de que la mente se distraiga.
Se considera que la repetición de los cánticos sagrados permite a las personas llegar a estados meditativos profundos. Y, de este modo, la mente se focaliza y se pueden llegar a trascender los pensamientos del día a día.
Meditación Zen
La meditación Zen, también conocida como Zazen, tiene su origen en el budismo zen y se realiza en posición sentada. Este aspecto es fundamental. La postura es uno de los elementos principales y, por tanto, las indicaciones sobre cómo colocarse son mucho más estrictas que en otras prácticas. También se observa la respiración y los pensamientos desde el no juicio.
Meditación en movimiento
En este punto se podrían incluir ciertas prácticas físicas que tienen por objetivo la conexión con el momento presente, aquí y ahora, libres de juicio. Entre las disciplinas que nos permiten meditar en movimiento podemos destacar algunas como el yoga, el taichí y el Qi Gong.
Otros tipos de meditación
Hasta este momento se han expuesto seis tipos de meditación, pero debemos recordar que no son los únicos. Al contrario, es fácil que al buscar tipos de meditación aparezcan otras muchas opciones.
Algunas de ellas son: meditación hooponopono, vipassana, kundalini, toglen, chakra, etc. Lo importante es que cada persona encuentre el estilo que mejor se adapte a sus necesidades.
¿Cómo hacer meditación?
Como hemos comentado anteriormente, uno de los aspectos más importantes es encontrar el estilo que mejor se adapte a cada persona y sus necesidades. Está bien que podamos permitirnos explorar diversas prácticas y modalidades hasta que demos con la que mejor nos encaja.
De hecho, observar qué efectos tiene cada estilo y cada práctica en nuestro organismo ya puede considerarse una meditación en sí. Es elemental tener presente que, dependiendo del estilo, puede haber ciertas diferencias en cuanto a las características y necesidades de la práctica. A veces, es más fácil empezar con alguien experto.
Algunos aspectos generales a tener en cuenta a la hora de meditar son los siguientes:
- Usar ropa cómoda, que no apriete.
- Disponer de un lugar tranquilo.
- Asegurarnos de que no tendremos interrupciones.
La mayor parte de las prácticas se realizan en posición sentada. La persona puede decidir si quiere tener los ojos abiertos o cerrados, aunque se suele recomendar cerrarlos. Seguidamente, se observa la respiración, sin intentar cambiarla, sin juicio. La respiración o la imaginación pueden ayudar a mantener la mente focalizada en el presente. Poco a poco se trata de cultivar la aceptación y no anclarnos en los pensamientos que aparecen.
No podemos olvidar que, como casi todo en esta vida, es cuestión de práctica. Habitualmente nos cuesta parar y centrarnos en el presente. Más complejo suele ser aún soltar el juicio y conectar con la aceptación incondicional, la validación y la compasión. Así que hay ciertas habilidades que tendremos que cultivar con paciencia y repetición.