Expectativas: ¿Qué son y cómo manejarlas?

Todas las personas tenemos expectativas sobre algo u alguien y quien diga que no, ¡miente!

Por eso, saber qué son las expectativas y cómo manejarlas te ayudará a poder gestionarlas de una manera adaptativa y funcional sin caer constantemente en decepciones y frustraciones.

¿Qué son las expectativas?

Exspectare en latín etimológicamente significa ‘esperar que algo que se desea, suceda’. Por lo tanto, podríamos decir que tiene que ver con tener un anhelo sobre cualquier cosa, circunstancia o inclusive, persona.

Desde la perspectiva psicológica, las expectativas son suposiciones que una persona se hace de cara al futuro, realizando así una anticipación basada en variables objetivas, pero también en variables subjetivas, naciendo entonces de una combinación entre los deseos que la misma persona tiene y el condicionamiento que existe previamente derivado de sus experiencias y vivencias personales.

Tipos de expectativas

Saber los diferentes tipos de expectativas que existen, nos permite poder ajustarlas a la realidad para así evitar caer en decepciones y malas experiencias que nos condicionen, te hagan ir ‘con pies de plomo’ por la vida o desencadenar en miedo al futuro.

Existen muchas teorías desde la psicología, según en qué ámbito nos enfoquemos, que exponen diferentes tipos de expectativas… ¿Conoces alguna? Si es que no, ¡sigue leyendo porque aquí te contamos las más conocidas!

Expectativas normativas

Las expectativas normativas se basan en todas las normas sociales que por la propia evolución vamos asumiendo. Están ligadas a la cultura y a la sociedad, dejando ver que todo comportamiento social será asumido ‘casi sin que te lo enseñen’ porque socialmente es reiterativo y sabes que todo el mundo espera y hace lo mismo.

Por ejemplo, todos sabemos cómo en un tanatorio tenemos que comportarnos o cómo en España saludamos a diferencia de otro país que tenga un saludo diferente.

Expectativas predictivas

Son aquellas expectativas que se basan en la predicción. ¿Sueles imaginarte una situación futura y elaboras un guion sobre, cómo será? Los comportamientos que tendrás, qué dirás, etc.

Pues justamente las expectativas predictivas se basan en eso; en predecir una escena futura que todavía no ha ocurrido y plasmar cómo te gustaría que fuese para que te encuentres bien y disminuir así la incertidumbre adquiriendo mayor seguridad para poder enfrentarte a ciertos desafíos.

Por ejemplo, tener una entrevista de trabajo, una cita, un primer día en la universidad…

Expectativas merecidas

Son las expectativas que se basan en juicios morales y en la ética personal de cada persona. Cada uno la desarrollamos en base a cómo nos consideramos nosotros moralmente y por ende lo que creemos que es justo que nos pase o no. Son las expectativas que más suelen estar ligadas a la decepción.

Por ejemplo si yo considero que soy una persona de bien, que hace las cosas correctamente y que en mi relación de pareja soy leal, fiel y responsable afectivamente, voy a esperar que a mí me traten igual. Siendo algo lógico, ¿no? Pero que no siempre es en ambas direcciones igual.

Expectativas ajenas

Para bien o para mal todas las personas elucubramos y nos hacemos expectativas sobre los demás.

Lo más importante de conocer sobre las expectativas ajenas, es que así podrás saber gestionarlas, sin que las asumas como propias cuando no conectan contigo ni con tus valores, evitando así que te hagan daño e impacten negativamente en tu autoestima ni en la forma de comportarte.

qué es la expectativa

¿Cómo manejar las expectativas?

Aprender a gestionar las expectativas es algo necesario para el mundo en el que vivimos. Hacer opiniones sobre cosas, personas o situaciones que no conocemos muchas veces se ha podido clasificar como el deporte nacional, por ello, si no sabes jugar, te lesionarás.

Siendo conscientes de que tanto tú como los demás podemos crearlas y tenerlas, es necesario contemplar lo siguiente para saber cómo manejar las expectativas:

  • Han de ser coherentes con nuestros valores y, por lo tanto, con cómo nos definimos o somos.
  • Tienen que estar lo más ajustadas a la realidad y a la propia idiosincrasia de la persona.
  • Deben estar orientadas a la acción para no ser una constante frustración.
  • Es aconsejable que cuando nos hacemos alguna expectativa podamos diferenciar la parte realista de la que no.
  • Tienen que estar mayoritariamente fundamentadas en el locus de control interno y no en el externo.
  • No es solamente esperar algo, sino ver qué podemos hacer para que ese algo se cumpla tienes que gestionar tu tiempo y planificarte para ello.

¡Utilizar las expectativas a nuestro favor es posible!

Utilizar las expectativas a nuestro favor es posible si sabemos cómo. Para ello, hace mucho tiempo, unas personas llamadas Rosenthal y Jacobson estudiaron el Efecto Pigmalión, basado en la profecía autocumplida.

Este efecto, se estudió mediante un experimento que consistía en que seleccionando una clase normativa con aparentemente las mismas capacidades entre los alumnos, se le dijo al profesor que determinados alumnos tenían muy buenas capacidades y potencial para aprobar mientras que otro grupo de alumnos, todo lo contrario, eran flojos y probablemente suspenderían.

¿Qué crees que pasó?

Es de esperar que los alumnos que el profesor espera que van a suspender, la involucración y la implicación con ellos cambie, ya que las expectativas que depositas en ellos, condiciona lo que espera y por ende el comportamiento de ellos, también. Por lo tanto, probablemente suspenderán y ‘no será sorpresa para nadie’.

Al contrario, a quienes les depositas expectativas constructivas y positivas, la implicación del profesor con ellos será diferente y directamente los alumnos también se encontrarán más motivados y orientadas al logro, favoreciendo así resultados positivos y aprobarán.

Ahí es cuando las expectativas crean acciones y las acciones confirman o desmienten esas expectativas.

¿Qué es lo mejor de todo esto? Que tú puedes hacerlo, que tú puedes generar expectativas positivas y encaminarte a ello, convirtiéndote así, en tu propio Pigmalión.

Si consideras que por más que lo intentes, no llegas a poder hacerlo y te cuesta encontrar herramientas que te sirvan para trabajar sobre las expectativas que tienes, te recomiendo buscar ayuda psicológica con la terapia online, para alcanzar una vida más serena y feliz.

Fuentes:

  • Superarse con el Efecto Pigmalión. Periódico El País (2006).

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El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Patricia Fernández | Graduada en psicología, con n.º de colegiada M-35587. 5 años de experiencia como psicóloga general sanitaria.

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