Hola bonitas y bienvenidas un domingo más al pódcast de Somos Estupendas. Hoy venimos con algo que sabemos que os pasa a todas. Creo que todas hemos estado o estamos en algún momento en un estado emocional límite. Por eso traemos hoy el tema agotamiento emocional: qué es y síntomas.
Vivimos en la era del agotamiento emocional, y para hablar de ello hoy nos acompaña Raquel, paciente del centro de Barcelona. Nos honra muchísimo que esté con nosotras para compartir parte de su historia, y si quieres saber más, puedes escucharla en nuestro podcast.
¿Qué es el agotamiento emocional?
El agotamiento emocional es una forma de saturación psíquica. Es el resultado de haber sostenido demasiado durante demasiado tiempo. Aparece cuando hemos estado expuestas a una gran exigencia afectiva, relacional o laboral, sin espacios adecuados para descargar, procesar o cuidar lo que sentimos.
No hablamos solo de estrés. Hablamos de algo más invisible: sentir que una parte de ti se va apagando. Que estás en piloto automático. Que todo pesa, incluso lo que antes disfrutabas. Y que detrás de la irritabilidad o la tristeza hay, sobre todo, ansiedad y cansancio.
En muchos casos, el agotamiento emocional es la antesala del síndrome del burnout, especialmente cuando la exigencia está ligada al ámbito laboral o de cuidados. Pero también puede aparecer en momentos vitales complejos, cambios bruscos, separaciones, crisis internas o ponerte al límite con los horarios, obligaciones y rutinas, como Raquel nos cuenta.
Síntomas del agotamiento emocional
Es algo que nos puede pasar a muchas personas. Raquel también nos habla de que muchas mujeres de su entorno se han visto en situaciones similares en algún momento. Si quieres conocer algunos de los síntomas principales aquí te los comentamos:
- Irritabilidad constante o llanto fácil: a veces no es que estemos malhumoradas, es que estamos desbordadas y no tenemos más recursos para sostener lo que sentimos.
- Sensación de vacío o desconexión emocional: sentirse “apagada”, como si una parte de nosotras estuviera mirando la vida desde lejos, sin poder implicarse.
- Falta de motivación, apatía o desgana: ya no ilusionan ni las cosas que antes nos llenaban. Todo cuesta el triple, incluso levantarse o responder un mensaje.
- Dificultad para concentrarse: la mente se dispersa y te puedes costar organizar ideas o seguir el hilo de una conversación.
- Alteraciones físicas: dolores, tensiones, fatiga crónica: el cuerpo empieza a hablar cuando no hemos podido poner en palabras lo que duele. A veces somatizando lo que callamos. En ese sentido la salud intestinal también está muy ligada a nuestra salud mental, estate atenta a nuestro pódcast porque pronto hablaremos de ello.
- Aparición de trastorno del sueño: tanto porque cuesta dormirse, o porque el sueño es ligero y no reparador. Nos despertamos agotadas y el descanso se convierte en una batalla.
- Aislamiento o deseo de desaparecer temporalmente: quizá no es que no queramos estar con otras personas, pero sí que no nos queda tiempo ni energías para ello, para estar disponibles emocionalmente.
- Vivencia interna de estar en una montaña rusa emocional: pasamos del llanto a la rabia, de la calma a la angustia. Todo fluctúa, nos sentimos inestables y eso también llega a agotarnos más.
Deja de forzarte y empieza a escucharte. Deja de funcionar en automático para empezar a sentirte.
¿Cómo sanar el agotamiento emocional?
El primer paso es reconocerlo. Muchas personas llegan a consulta diciendo “no sé qué me pasa”, cuando en realidad llevan meses agotadas emocionalmente. No es debilidad. Es una señal de que ha pasado mucho tiempo y la persona no ha podido ir recuperándose con sus propias herramientas.
Si tienes agotamiento emocional y detectas síntomas, es importante revisar qué está generando este desgaste: ¿la exigencia es externa? ¿O es autoexigencia? ¿Quizá hay una carga afectiva que no se puede soltar? ¿Una red que no sostiene?
Sanar este agotamiento implica frenar, poner límites y empezar a priorizar. A veces se trata de volver a dormir, comer mejor, caminar, parar. Otras, de decir “basta”. En ocasiones hay algo estructural o sistémico de lo que no nos podemos deshacer. Y, en muchos casos, es esencial pedir ayuda.
Un psicólogo online puede ofrecerte un espacio accesible y sostenido para revisar lo que duele y reconstruir lo que se ha quebrado por dentro. Aunque, teniendo en cuenta los beneficios de poder dedicarte un espacio y parar, la terapia presencial es especialmente recomendable también en estos casos de agotamiento emocional.
Agotamiento emocional en mujeres
El agotamiento emocional en mujeres tiene una raíz estructural. Justo Raquel nos hacía mención desde su experiencia, y es que no es algo personal o anecdótico, sino social. El agotamiento emocional muchas veces se manifiesta como una carga mental en las mujeres: ese tener que anticipar, sostener, recordar, cuidar y gestionar la vida de otros, además de la propia.
Muchas mujeres relatan una sensación constante de estar “haciendo todo y todo el tiempo”, y con la sensación de no llegar ni de sentirse reconocidas. O de sentirse culpables si se detienen. Esto genera una presión que se cuela en el cuerpo y en la mente.
Además, también cargan con el mandato de estar bien para los demás, de sonreír, de no fallar. Esto hace que muchas veces el malestar no se exprese hasta que ya es insostenible. Hasta que el cuerpo grita, somatizandolo que la palabra no ha podido decir.
El agotamiento emocional en mujeres no es una debilidad individual. Es una señal colectiva de lo que se exige a quienes han sido educadas para cuidar antes que cuidarse.
Agotamiento emocional en el duelo
El duelo es un proceso profundamente emocional que puede cargarnos. Muchas veces solo pensamos en el duelo como pura tristeza o como la pena como síntoma principal, pero muchas veces lo que aparece es agotamiento. Porque doler, duele mucho. Pero sostener ese dolor día tras día agota.
El agotamiento emocional puede tener síntomas similares al duelo. Cuando estamos en duelo, el cuerpo y la mente pueden funcionar a ralentí. Hay quienes sienten que no tienen fuerzas ni para pensar, que todo les resulta excesivo. El vacío, la falta, de la persona que queremos se convierte también en un vacío interno.
Además, el entorno muchas veces espera o desea que tengamos una superación rápida de ese duelo, y eso puede añadirnos más presión y peso. A veces la gente en duelo cree que no está bien sentirse cómo se sienten o aparentan que están mejor de lo que están, mientras por dentro siguen cayendo. Esa distancia entre lo que se siente y lo que se muestra genera más agotamiento emocional. Por eso es importante permitir que el dolor se exprese y que el cuerpo pueda descansar de tanto sostener.
El agotamiento emocional no aparece de un día para otro, ni se va solo con descanso físico. Es una señal profunda de que algo dentro necesita ser escuchado, nombrado y cuidado. No es flojera, no es debilidad. Es el límite natural del cuerpo y la mente ante una carga que se ha sostenido demasiado tiempo (y muchas veces en silencio).
Si te reconoces en estas palabras, no te juzgues. Es momento de frenar, pedir ayuda y priorizarte. Mereces sentirte bien sin tener que agotarte para demostrarlo. Mereces volver a habitarte con calma.
Como siempre, gracias por acompañarnos una semana más, nos escuchamos el próximo domingo. Gracias también por vuestras puntuaciones y comentarios en Spotify y en Itunes, eso nos ayuda a crecer.