Ansiedad y cansancio, ¿tienen relación?

Una de las frases que más escuchamos en terapia en relación con la ansiedad es “estoy agotada cada día”. Y esto no es casualidad. La ansiedad y el cansancio tienen mucha relación. Por ello, en este artículo encontrarás lo que hay detrás de ese cansancio por ansiedad.

¿La ansiedad y el cansancio tienen algo que ver?

La ansiedad y el cansancio tienen todo que ver. De hecho, una es consecuencia de la otra. Para entender esto, veamos primero qué es la ansiedad.

La ansiedad es un mecanismo de alerta de nuestro cuerpo, basado en una de las emociones básicas: el miedo. Aunque el miedo tenga la función de protegernos, este puede activarse aunque no haya una amenaza real en el entorno. De hecho, la mayor parte de las preocupaciones que tenemos en el día a día no llegan a ocurrir realmente.

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Lo que ocurre es que nuestra mente trata de protegernos de cualquier situación que nos pueda generar malestar. Desde ahí, lo que intenta hacer nuestra mente es tener el control. Lo contrario del control es la incertidumbre. Y en ese punto es donde la ansiedad aparece.

La ansiedad, en ocasiones, aparece para avisarnos de que hay algo en nuestro entorno que tenemos revisar porque no va del todo bien. De ahí que hablemos de la ansiedad como un mecanismo de alerta. En otros casos, la ansiedad sería el resultado de que nuestra mente vaya más deprisa que la vida. De vivir en el futuro. Imagina, entonces, la cantidad de recursos que quedan invertidos en un momento temporal que todavía no existe y que, además, escapa de nuestro control.

En ambos casos, esta ansiedad cumple un papel importante: trata de protegernos o de cuidarnos. Aunque el mensaje que nos envíe sea desagradable.

Sin embargo, aunque la ansiedad tenga una función positiva, puede expresarse a través de síntomas muy desagradables (y, a veces, incapacitantes), como es el cansancio.

Así que, volviendo al punto de inicio, la ansiedad y el cansancio tienen todo que ver. Fíjate todo lo que hace tu cuerpo para que tengas ansiedad.

Veamos por qué llega a darse este cansancio extremo.

Ansiedad y cansancio

¿Por qué tengo cansancio extremo por ansiedad?

Para que nuestro cuerpo entre en ese estado de alarma que supone la ansiedad, el sistema nervioso tiene que activarse. Más concretamente, nuestro sistema nervioso autónomo, que es el encargado de la activación de nuestro cuerpo a través de reacciones como la taquicardia, la sudoración, o la tensión muscular.

Cuando se activa esta parte de nuestro sistema nervioso, también se segrega cortisol, que es la sustancia que comúnmente conocemos como “hormona del estrés”.

Existe todo un circuito -algo más complejo que el anterior resumen- que se despliega cuando tenemos ansiedad. Es como si ese circuito se activara para preparar al cuerpo para enfrentarse a esa supuesta amenaza.

Todo esto es maravilloso, dado que nos lleva a adaptarnos a situaciones que pueden ser preocupantes.

Ahora bien, lo ideal es que esta activación nerviosa tenga un inicio y un fin no demasiado alargados en el tiempo. Lo idea, de hecho, es que pueda existir un equilibrio entre la activación puntal y el descanso. Pero esto no ocurre con la ansiedad.

Lo que ocurre con la ansiedad es que esta activación se excede en duración, en intensidad, y en frecuencia. Y es ahí cuando supone un gasto de energía importante, que acabará derivando a un cansancio extremo si no se trabaja en ella.

De hecho, en estos casos, ya no solo hablamos de una “activación”, sino de una sobre-activación. Esto quiere decir que el combustible de nuestro cuerpo ya no da para más, se satura, y aparece un cansancio extremo que limita nuestro desempeño en el día a día. 

¿Puede darme sueño la ansiedad?

Dado que la ansiedad y el cansancio tienen mucha relación, también es importante que hablemos de cómo la ansiedad puede afectar al sueño.

En este sentido, pueden ocurrir dos cosas.

Por un lado, la ansiedad puede generar sueño. Esto tendría que ver con la sobre-activación de nuestros recursos descrita. Se ha consumido tanta energía que el cuerpo solo puede estar atento a necesidades básicas, como es el sueño. Nuestro cuerpo, en esta situación, entra en un estado de agotamiento y de conservación de energía a través del bloqueo de cualquier otra actividad.

Por otro lado, es muy común que la ansiedad genere insomnio. El insomnio por ansiedad tendría que ver con la imposibilidad de nuestro cuerpo de salir de ese circuito de activación.

La parte del sistema nervioso que hemos visto que está encargada de la activación está tan hiperactivada que no puede dar espacio a que la parte encargada del descanso se active. Es decir, la hiperactivación de nuestro cuerpo no permite que tengan lugar funciones relacionadas con el descanso, como es dormir.

En estos casos de insomnio, frecuentemente aparece rumiación y preocupaciones por las noches. Además, puede añadirse una higiene del sueño no saludable.

Todo esto mantiene y empeora el cansancio, pudiendo llegar a generar trastornos del sueño.

Metáfora del tigre hambriento

Existe una metáfora muy descriptiva para entender -de forma muy simple- qué ocurre para que la ansiedad pase de ser una respuesta adaptativa y funcional de nuestro cuerpo a pasar a ser algo que limita y condiciona nuestra vida.

La ansiedad es como un cachorro de tigre que un día apareció en tu puerta. Al ser tan pequeño, no tuviste problema en darle algo de comida. De hecho, como era pequeñito, le dejaste entrar en casa. No tuviste problema en acoger a ese cachorrito. Pero, poco a poco, el cachorrito iba creciendo. Y cada vez pedía un poco más de comida. Tú seguiste dándole comida para que él no protestara y estuviera tranquilo. Pero ese cachorro dejó de serlo para empezar a convertirse en un tigre grande, que demandaba cada vez más comida. Llegó un momento en el que el tigre rugía fuerte cada vez que estaba hambriento. Se hizo tan grande y tan demandante que tu vida quedó supeditada a calmarlo.

Esto es lo que ocurre con la ansiedad. Empezamos haciendo un caso extremo a nuestras preocupaciones, y evitando situaciones que nos generan ansiedad, y llega un punto en el que esa ansiedad se generaliza y es quien protagoniza nuestra vida.

Que puedo hacer si sufro ansiedad y cansancio

Lo que suele ocurrirnos en muchas ocasiones es que solo vemos el síntoma, y no lo que hay debajo de él. En este caso, suele ocurrir que tengamos queja acerca de nuestro cansancio exagerado, y que tratemos de poner parches en él, a través por ejemplo de tomar 5 cafés al día.

Ahora bien, tratar de tapar el síntoma no va a hacer que este desaparezca si no ponemos atención en qué es lo que lo está generando. Es decir, por mucho que nos centremos en el cansancio, va a ser esencial que lo que trabajemos sea la ansiedad, dado que este cansancio es una consecuencia de la ansiedad.

Así, es importante que podamos trabajar en la ansiedad, de manera que no solo acabemos trabajando en ese cansancio, sino también en prevenir o intervenir en los síntomas que la ansiedad también haya podido generar.

Aunque existan formas de calmar nuestro sistema nervioso o herramientas para gestionar la ansiedad que podemos llevar a cabo de forma autónoma, lo ideal es trabajar la ansiedad en psicoterapia.

Trabajar la ansiedad en terapia es fundamental, especialmente cuando ha llegado a ser intensa, duradera, y frecuente. Dado que es ahí cuando se vuelve limitante y generadora de mucho malestar e interferencia en el día a día.

También es importante saber que la ansiedad y la depresión pueden estar íntimamente relacionadas. Y, en estos casos, acudir a terapia también es del todo esencial.

Fíjate cómo la ansiedad, con todo lo desagradable que puede llegar a ser, acaba llevándote a trabajarte y cuidar de ti. Sea como sea la forma en la que se ha expresado, ha acabado siendo la forma que tu cuerpo tiene de avisarte y protegerte.

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El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Isabel Reoyo | Graduada en Psicología, con nº de colegiada 30796.

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