Hola bonitas y bienvenidas un domingo más al pódcast de Somos Estupendas.
Hoy vamos a hablar sobre cómo superar un divorcio. A lo largo de estos cinco años y tantos episodios hemos hablado mucho y de múltiples maneras de rupturas y de los procesos que atraviesan. Pero hoy vamos a hablar de aquellas situaciones en las que ya existen ciertas responsabilidades o vínculos que requieren cosas más allá de la propia ruptura.
Para hablar de ello en el pódcast de hoy nos acompaña nuestra compañera Paula. Porque superar un divorcio no es solo hacer el duelo de la separación, es también gestionar cuando hay criaturas, cuando se comparte trabajo o una empresa, cuando hay bienes o inmuebles, cuando se han compartido tantos años y tanta vida que piensas: “¿Qué hago yo ahora con todo esto?”. No es solo romper con esa persona, sino romper y reconstruir una vida.
¿Qué implica un divorcio?
Muchas veces se habla del divorcio desde los aspectos legales, y evidentemente hay una parte legal que afecta mucho, genera estrés, ansiedad y malestar. Pero, ¿qué implica realmente un divorcio más allá del trámite legal, a nivel emocional y vital?
Implica un duelo, no solo de la relación, sino muchos otros: el duelo de la familia que era y que se transforma, el duelo de la familia política, de amistades que se compartían. También un cambio cuando había trabajo en común, o una empresa. A veces se añade la parte económica. Todo esto es lo que al final abruma (Martínez, 2015).
El divorcio conecta con el fin de muchas cosas, aunque también con nuevos comienzos y oportunidades. Literalmente hay una ruptura de toda una vida, y dependiendo de los pilares externos que sostengan, se transita mejor o peor. En diez años de relación, por ejemplo, se construyen muchísimas cosas. No hace falta que haya matrimonio formal, lo que cuenta es haber compartido tanto tiempo.
Surgen cuestiones logísticas como el coche, la casa, los animales, la empresa. Se entra en un ataque de logística que hace sentir que se empieza de cero. Todo esto requiere ser muy buenos negociadores. También es un cambio de identidad: cambiar la rutina, a veces el lugar de residencia… son cambios muy duros.
¿Cómo superar un divorcio?
Romper con la pareja no significa romper con la familia, y habrá que reorganizar muchas cosas. Se van a tener que hablar y gestionar muchas cosas, ya que quizá haya que valorar mantener el contacto en caso de que haya hijos o mascotas en común, o una empresa.
Esa es una de las razones por las que duele tanto separarse, incluso cuando sabemos que es lo mejor. Muchas personas permanecen en la relación porque la logística es tan compleja que piensan: “mejor me quedo aquí”. No es solo compartir un piso: también pesa el sentimiento de culpabilidad, especialmente en relación con los hijos. Mucha gente rechaza la idea de divorcio por creer que así no hace sufrir a sus hijos. Esa culpa hace que muchas veces se aguante y no se suelte, porque no se sabe cómo, o porque no se tienen recursos económicos suficientes.
Además, en ciudades como Barcelona, por ejemplo, vivir de alquiler es muy complicado. Quien se separa se enfrenta a no poder vivir solo/a, y mucho menos con hijos. A veces no queda otra que volver a casa de un familiar. Muchas personas permanecen en la relación porque no ven otra opción logística.
A día de hoy hay más personas que se divorcian que las que siguen juntas.
Tomar la decisión de divorciarse también es pensar en ti, aunque sea duro. Hay consecuencias visibles e invisibles, difíciles de sostener emocional y económicamente. Muchas familias se ven obligadas a vivir separadas en lugares distintos del país. Aparecen las pensiones, los gastos ya no compartidos, los desacuerdos. Cuando la separación es amistosa, negociar resulta algo más fácil. Pero cuando se acaba mal, es muy difícil gestionar lo económico. Se pasa del amor al odio en segundos.
Ahí suele ser necesaria la ayuda profesional: abogados, mediadores, etc. Muchas veces, por sí solos, los miembros de la pareja no llegarían a acuerdos sanos. Incluso habiendo tomado una decisión tan dura, el desgaste aumenta al tener que negociar en pleno duelo (Pérez, 2013).
También se produce una pérdida de identidad. Quien ha compartido gran parte de su vida con una pareja puede sentir que no sabe quién es sin ella. No se trata de dependencia emocional, sino de haber construido gran parte de la identidad y de la vida compartida. De repente puedes preguntarte ¿Quién soy yo?, ¿qué me gusta hacer?
Es necesario reconstruir identidad, autoestima y rutina, para estabilizarse.
¿Cómo superar un divorcio con hijos?
Respecto superar un divorcio y gestionar la cuestión de los hijos, muchas veces se cree que lo mejor es permanecer para evitarles daño. Pero permanecer puede ser herir el doble. Se genera un estado hostil en el que las figuras de apego están, pero sin amor ni cuidados. Esa ambivalencia confunde. Muchos pacientes han contado que de pequeños pedían a sus padres que se separaran, porque era peor sostener la tensión, las discusiones y los malos tratos (Vallejo, et al. 2004).
Cuando hay criaturas, surge la duda de cómo comunicarlo. ¿Se lo decimos directamente?, ¿esperamos a que se den cuenta? Depende mucho de la edad. No es lo mismo que tengan dos años, diez o dieciocho. Lo importante es transmitirles tranquilidad y, sobre todo, que no son culpables. Hay que asegurarles que se les seguirá queriendo igual, e intentar que su rutina cambie lo menos posible, aunque pueda haber cambios de casa.
Nunca deben ser utilizados como intermediarios entre los adultos. Decirles “dile esto a tu padre” o “dile esto a tu madre” los coloca en un papel que genera malestar y confusión. Deben estar al margen de esos juegos. También conviene, dependiendo de la edad, hacerlos partícipes de algunas decisiones que les afectan, como dónde vivir, para que se sientan escuchados y arropados.
¿Cuánto se tarda en gestionar un divorcio?
En un proceso de divorcio aparecen emociones como frustración, impotencia, rabia hacia uno mismo o hacia la otra persona, tristeza por la pérdida de la familia y de la rutina, sensación de fracaso, culpa. A veces también alivio, cuando el duelo ya se había transitado dentro de la relación. Cada persona vive el duelo de manera distinta.
Y lo mismo pasa con el tiempo, el duelo no tiene un tiempo exacto. Muchas veces, por la urgencia de la situación, intentamos pasarlo rápido. Pero es importante transitarlo, aunque no sea inmediato. En algunos casos aparece una nueva pareja en medio del proceso. Esto puede generar rabia en la expareja o dificultad para estabilizar la propia situación. A veces, quien ha sido dejado siente dolor al ver que la otra persona ha pasado página.
No siempre se tiene que dejar el espacio de duelo antes de volver con otra persona.
Lo relevante es desde dónde se construye la nueva relación. Si nace como mecanismo de evitación del dolor, probablemente no funcione. Si surge de manera consciente y con respeto, puede ser un apoyo en el proceso de duelo.
Cuando la nueva persona entra en contacto con los hijos, se suman complicaciones. Pueden surgir conflictos en torno a la educación o la convivencia. También aparece la necesidad de poner límites y diferenciar entre el nuevo vínculo y el vínculo con la expareja.
¿Cómo superar un divorcio a los 50 años?
A los 50 años, muchas veces el divorcio se vive con la sensación de estar empezando de nuevo cuando ya se creía tener la vida encauzada. No es fácil reconstruirse en una etapa en la que cambian también los proyectos, los hijos crecen y las prioridades vitales se transforman.
Reconstruirse después de un divorcio implica validarse y permitirse el duelo, rodearse de un buen entorno que escuche sin juzgar, mantener rutinas para tener estabilidad, buscar espacios de cuidado, descanso y actividades que aporten bienestar. Es importante encontrar un equilibrio entre sentir el dolor y distraerse.
El duelo es como sostener un hierro candente: hay que cogerlo y sentirlo, pero soltarlo de vez en cuando para que no te queme la mano. Así se transita el dolor sin quedar atrapado en él.
La red de apoyo es fundamental. El divorcio no es una experiencia aislada: mucha gente lo ha vivido. Encontrar a quienes también han pasado por ello ayuda a no sentirse raro ni un fracaso. Compartir y ser escuchado sin opinología es clave. No se trata de que los demás solucionen la vida, sino de que acompañen y sostengan.
El divorcio puede ser una de las experiencias más duras de la vida. Supone romper y reconstruir una vida entera. Sin embargo, no significa estar solo ni haber fracasado. Cada vez más personas se separan. Aunque no exista varita mágica para eliminar el dolor, es posible encontrar apoyos y recursos que permitan transitarlo con mayor cuidado y consciencia.
Como siempre, gracias por acompañarnos una semana más, nos escuchamos el próximo domingo. Gracias también por vuestras puntuaciones y comentarios en Spotify y en Itunes, eso nos ayuda a crecer.
Fuentes
Martínez, M. (2015). La ruptura de pareja: claves para comprender y superar el divorcio. Bilbao: Desclée De Brouwer.
Pérez, M. J. (Coord.). (2013). Mediación familiar: aspectos teóricos, jurídicos y psicosociales. Madrid: Dykinson.
Vallejo Orellana, R., Sánchez-Barranco Vallejo, F., y Sánchez-Barranco Vallejo, P. (2004). Separación o divorcio: trastornos psicológicos en los padres y los hijos. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 24(92), 91–110.