Autofobia: Miedo a la soledad

Seguramente, a lo largo de tu ciclo vital, en algún momento te hayas sentido sola. Probablemente, esta sensación no haya tenido mayor trascendencia. Sin embargo, también es posible que la idea de permanecer sola, te genere un miedo y un malestar generalizado intenso. Incluso que este a veces se vuelva incontrolable y que dificulte tu día a día. Si todo esto resuena en ti, te invito a leer más sobre la autofobia o el miedo a la soledad.

Significado de autofobia

La palabra autofobia proviene del griego “auto” (significa “por sí solo”), y de la palabra “fobia” (significa “miedo”). Así, autofobia significa, literalmente, “miedo a uno/a mismo/a”.

La autofobia es una fobia específica, que consiste en un miedo excesivo y sin fundamento hacia un objeto, situación o persona. En este caso, el miedo irracional está relacionado con el hecho de estar solos. Pero no hace referencia al sentimiento de sentirse solo, algo natural y común en algún momento de nuestras vidas. Consiste en el miedo a la soledad, a ser ignorado o a sentir que no somos amados. La persona no confía de sí misma y necesita siempre a alguien cerca para sentirse segura. Al hablar de una fobia específica o tipos de fobia, englobaríamos esta problemática dentro de los trastornos de ansiedad.

Es importante entender la diferencia entre no querer estar solo o sentirnos solos ocasionalmente y evitar a toda costa estar solo o sentirse solo.

En primer lugar, no es nada raro que alguna vez a lo largo de nuestro ciclo vital nos hayamos sentido solos. Esta sensación puede provenir porque realmente estamos solos físicamente en un momento dado, o porque nos sentimos poco queridos o sin nadie a quien acudir (en este caso hablaríamos de una soledad más emocional que física). En este caso no hablaríamos de ninguna patología concreta.

Sin embargo, la autofobia va más allá. La persona llega a presentar sintomatología ansiosa ante la posibilidad o el hecho real de quedarse sola físicamente, resultando incapacitante para la persona que la padece. Por ello, los síntomas aparecen cuando el individuo se queda solo físicamente o cuando cree que esa situación puede ocurrir pronto.

¿Por qué tenemos miedo a la soledad o a estar solos?

Las causas de las fobias, y por ende del miedo a la soledad, suelen ser diversas, y en cierta medida, pueden incluso ser desconocidas. A nivel general, si podemos hipotetizar algunos de los motivos.

Podemos encontrar en su origen el hecho de haber vivido una situación negativa y traumática estando solo, habiendo sentido la desprotección y una sensación de inseguridad al no haber obtenido ayuda. En el caso de que estas experiencias negativas hubieran tenido lugar en la infancia, las repercusiones psicológicas podrían ser de mayor gravedad.

También puede existir cierta predisposición biológica (vulnerabilidad) a padecer un trastorno de ansiedad, que, unida a otros factores, acabe originando esta fobia específica.

Por otro lado, y en cierta manera, la autofobia también puede haberse “aprendido”, a través de observar a otras personas con una problemática similar, o de haber escuchado en las noticias personas que han sufrido una situación traumática o violenta estando solas.

En esta línea, es curioso como la sociedad actual en la que vivimos, nos “vende” la idea de que debemos ser autónomos, empoderarnos, ser independientes y autosuficientes. Sin embargo, es esta misma sociedad la que muestre cada vez mayores dificultades para afrontar la soledad.  

Un ejemplo sería a nivel de pareja, lo que nos hacen creer mediante algunos mitos del amor romántico. “Que necesitamos a alguien que nos complete”, lo cual genera relaciones tóxicas de dependencia en la que “no pueden vivir la una sin la otra”. En realidad, el mensaje debería ser que no necesitamos a nadie, pero que si tenemos la opción de disfrutar de la vida con alguien que nos apoye, nos haga sentir bien, nos cuide y nos respete.

Síntomas del miedo a estar solo

Al tratarse de una fobia específica, su sintomatología es la característica de los problemas de ansiedad. Los síntomas se pueden agrupar en 3 tipos: 

Cognitivos

Ideas irracionales asociada al hecho de estar solo y pensamientos irracionales del tipo “voy a morir” o “me van a hacer daño”, cuando la persona se encuentra sola. También se incluirían los pensamientos anticipatorios ante la posibilidad de quedarse solo o imaginar lo horrible que sería esa situación.

Físicos

Pueden variar mucho de una persona a otra, pero generalmente incluyen: 

• Palpitaciones
• Mareos
• Náuseas
• Vómitos
• Sudoración excesiva
• Hipertensión
• Taquicardias
• Temblores

Conductuales.

Hacen referencia a todas aquellas actitudes que el sujeto lleva a cabo con la intención de evitar situaciones que impliquen quedarse solo, independientemente de las consecuencias que puedan derivarse de ello.

Emocionales

Ansiedad

Síntoma principal, que se desencadena ante la posibilidad o el hecho de estar solo/a físicamente y lleva a una situación de pérdida de control sobre el cuerpo. En ocasiones, el miedo puede ser tan intenso que desemboque en ataques de pánico.

Inseguridad personal

Se traduce en dificultades para (o imposibilidad de) estar solo con uno mismo. También puede generar problemas relacionados con la autoestima, con una necesidad constante de buscar la aprobación de los demás.

Dependencia emocional

La persona “no puede” hacer cosas sola, por sí misma y sin la ayuda o aprobación de los demás.

Cómo combatir el miedo a la soledad o autofobia

Al definir la autofobia, hemos englobado esta problemática dentro de los trastornos de ansiedad, por lo que el tratamiento de elección a nivel psicológico debe ser aquel que mejor se adapte a la sintomatología que estos trastornos presentan. En este caso hablamos de la terapia de exposición y de la terapia cognitiva.

Terapia de exposición

Esta técnica consiste en exponer al paciente al estímulo ansiógeno, de forma progresiva, hasta conseguir reducir y manejar la sintomatología ansiosa que genera. Es decir, consistiría en exponer al paciente a la soledad, para que progresivamente vaya pasando cada vez más tiempo sin tener personas a su alrededor y sin necesitarlas. Para ello, el propio paciente elaboraría una jerarquía de las situaciones que le generan ansiedad de menos a más, para comenzar de una forma progresiva y aumentar la sensación de competencia y éxito.

El objetivo de este tipo de técnicas es que el paciente “entienda” y compruebe por sí mismo que no ocurre nada malo por estar solo, y que incluso puede tener experiencias muy positivas estándolo. Además, la soledad también es una fuente de riquezas y de aprendizajes, y abre la puerta a nuevas formas de tolerarse, de conocerse a sí mismo y de quererse.

Terapia cognitiva

De forma transversal, durante la terapia psicológica, se deben ir trabajando otras herramientas y recursos para reducir la dependencia emocional hacia otras personas, así como adquirir diferentes estrategias de afrontamiento adecuadas para gestionar su miedo ante dichas situaciones. También sería de vital importancia trabajar en el área del autoconcepto y la autoestima, a través de ejercicios que empoderen a la persona y que remarquen sus puntos fuertes y sus capacidades. Además, deberán abordarse los pensamientos irracionales y negativos relacionados con la soledad, a fin de que puedan ser sustituidos por pensamientos más optimistas, realistas y adaptativos.

Es importante recalcar que lo más importante es analizar cada caso concreto. Entender que cada persona es única, por lo que su problemática también lo es.  Esto implica estudiar en profundidad la causa (o causas) que han originado la problemática, para poder trabajar en ellas e ir a la raíz.

No quería terminar este blog sin decirte, que si todo esto resuena en ti con tanta fuerza que te asusta, no te preocupes, no estás sola. Lo más importante, es que estás siendo valiente para escucharte y observarte. En terapia, acompañada de un psicólogo especializado, podrás encontrar un espacio seguro donde sanar.