Microbiota intestinal: Qué es y cómo afecta a la salud mental

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que habita en nuestro intestino y juega un papel clave en la salud física y emocional.

Su equilibrio no solo afecta la digestión y la inmunidad, sino también el estado de ánimo y el bienestar mental. Factores como la alimentación, el estrés o el sueño pueden influir en la diversidad de la microbiota y, en consecuencia, en cómo nos sentimos.

Comprender la conexión entre intestino y cerebro ayuda a tomar decisiones más conscientes para cuidar tanto del cuerpo como de la mente, desde una perspectiva integradora y amable.

¿Qué es la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino, principalmente bacterias. Se trata de una comunidad viva y activa, tan compleja como esencial para nuestra salud.

Aunque cada persona tiene una microbiota única, los estudios científicos han comprobado que existe un patrón común en personas sanas. Esta comunidad se desarrolla y evoluciona a lo largo de nuestra vida, influenciada por múltiples factores: lo que comemos, cómo vivimos, e incluso cómo nos sentimos.

El equilibrio de la microbiota puede alterarse fácilmente. Una alimentación pobre en nutrientes, el estrés crónico, la falta de sueño, el sedentarismo o el uso continuado de ciertos medicamentos pueden dañar su diversidad y funcionamiento. Y cuando ella se desequilibra, nuestro intestino, y por tanto, nuestra salud, también lo nota.

La gran noticia es que podemos cuidarla con pequeños gestos cotidianos. ¿Cómo?

  • Apostando por una alimentación rica en fibra (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales) y alimentos fermentados como el kéfir, el chucrut o el yogur natural.
  • Descansando lo suficiente y priorizando una buena higiene del sueño.
  • Aprendiendo a gestionar y reducir el estrés.
  • Realizando ejercicio físico con regularidad y buscando conexión con la naturaleza.

Cuidar de tu microbiota es también una forma de autocuidado. Porque cuando tu intestino está bien, todo fluye mejor, también tu bienestar emocional.

¿Para qué sirve la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal ayuda a digerir alimentos, protege frente a microorganismos dañinos y contribuye al equilibrio del sistema inmunológico y emocional.

Imagina tu intestino como un ecosistema vivo, una selva que está en constante cambio dentro de un equilibrio saludable. Uno de los aspectos que hace a una selva  sea algo hermoso es su diversidad de plantas, formas, colores, etc.  Pues la salud del ser humano está relacionada con la diversidad de las bacterias del intestino.  Pero cuando hay un agente estresor como una infección intestinal, la toma de antibióticos de amplio espectro o estrés psicológico sostenido, el ecosistema se resiente, pierde diversidad y queda desértico.

Un intestino saludable es aquel que absorbe bien los nutrientes, que tiene una microbiota diversa, que genera moco protector y que está en sintonía con los demás órganos.

La microbiota intestinal cumple funciones fundamentales para nuestro bienestar. A estas funciones las podemos dividir en tres: tróficas, defensivas y metabólicas:

  • Las funciones tróficas son aquellas relacionadas con la integridad de la pared intestinal. La microbiota ayudan a nutrir y mantener en buen estado esta pared, favoreciendo su regeneración y equilibrio
  • Las funciones defensivas se asocian con el papel de la microbiota como barrera frente a moléculas y microorganismos dañinos, impidiendo que entren en nuestro organismo. Y es que en el intestino encontramos el 80% de todas las células inmunitarias, por eso también ahora lo entendemos como un órgano inmunitario.
  • Las funciones metabólicas están relacionadas con la digestión de ciertos alimentos o moléculas que llegan al intestino, la producción de vitaminas o generación de compuestos que nos ayudan a mantener el equilibrio de nuestro cuerpo.

En conjunto, estas funciones hacen de la microbiota una gran aliada de la salud, no solo digestiva, sino también inmunológica y mental.

¿Qué relación tienen la microbiota y la salud mental?

Habrás oído la famosa frase de “el intestino es el segundo cerebro”, y no es sólo una metáfora. El sistema nervioso entérico, ubicado en el intestino, es una red de neuronas extensa y compleja que regula funciones clave como la digestión, la absorción de nutrientes, la motilidad intestinal y el estado de las mucosas.  En esta red circula continuamente información (sustancias químicas y hormonas) que el cerebro integra como señales de hambre, saciedad, estrés, o alerta ante toxinas y microorganismos dañinos.

Esta conexión se conoce como el eje microbiota-intestino-cerebro, y funciona en ambas direcciones: lo que ocurre en el cerebro afecta al intestino, y viceversa. Gracias a esta conexión el cerebro y el intestino se  mantienen continuamente informados sobre cómo van las cosas en ambos extremos.

Por ello, el estrés puede alterar el entorno intestinal y generar cambios en nuestra microbiota generando inflamación, infecciones o desequilibrios. Así, nuestras emociones impactan directamente en la salud digestiva. Y a su vez, el estado del intestino y de la microbiota puede influir en cómo nos sentimos. Cuerpo y mente están profundamente conectados.

De hecho, cada vez hay más investigaciones que relacionan la salud digestiva con trastornos como la  ansiedad y depresión. Mimar nuestro intestino puede ser un paso más hacia el bienestar mental.

Y aunque el estrés perjudica drásticamente nuestra microbiota, cuidarla no debería convertirse en una fuente de presión. No se trata de hacerlo todo perfecto, sino de avanzar con pequeños pasos sostenibles y amables.

Incorporar prácticas como la alimentación intuitiva  o el mindful eating (comer con atención plena, escuchando al cuerpo) puede ser un primer paso para conectar con nuestro bienestar digestivo y emocional, sin agobios ni reglas estrictas. Mimarnos desde el autocuidado, sin culpa ni exigencia, también es una forma de sanar.

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¿La depresión tiene algo que ver con la microbiota?

En los últimos años, se ha estudiado la relación entre la microbiota intestinal y la depresión con resultados prometedores. Se observa una menor diversidad microbiana aunque todavía es necesaria más investigación para determinar exactamente qué cambios son significativos. Aunque aún no se ha identificado una causa exacta, existen diversas teorías que explican cómo podrían estar conectadas.

Sabemos que la depresión tiene un origen multifactorial, donde influyen el estrés crónico, la predisposición genética, eventos vitales traumáticos y la inflamación crónica mediada, entre otros factores, por alteraciones de la microbiota intestinal y la integridad de la pared de nuestro tubo digestivo. El desequilibrio de la microbiota puede aumentar la inflamación sistémica mediante moléculas específicas, afectando al estado de ánimo. Además, si la pared intestinal pierde su función de barrera, permite el paso de sustancias que generan respuestas inflamatorias a nivel nervioso.

Otras hipótesis apuntan al desequilibrio de hormonas del estrés y neurotransmisores cuya producción depende en parte del estado del intestino y microbiota, que podrían jugar un papel importante en el origen y tratamiento de la depresión.

Lo que sí está claro es que el cuerpo no funciona por compartimentos aislados. Todo está conectado. La salud digestiva puede ser un pilar importante en el abordaje de los trastornos del estado de ánimo, y merece ser tenida en cuenta como parte de una visión integradora y global.

Un buen ecosistema microbiano hace que nos adaptemos mejor al estrés, pero también es bien sabido que las estrategias de mindfulness pueden ayudar a modular el sistema nervioso entérico y a la buena absorción, digestión, motilidad y diversidad microbiana.

Cuidar de tu intestino y del equilibrio de tus bacterias intestinales te brindará una dosis incalculable de salud física, mental y emocional. Sin olvidar la importancia de entrenar nuestra mente para conseguir los beneficios completos y restaurar el equilibrio del cuerpo.

Preguntas frecuentes para conocer mejor cómo funciona la microbiota intestinal

¿Qué es la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos, principalmente bacterias, que viven en nuestro intestino. Esta comunidad influye en procesos como la digestión, la defensa inmunológica y la producción de vitaminas.

Además, su equilibrio es fundamental para mantener la salud física y emocional, ya que conecta directamente con el cerebro a través del eje intestino-cerebro.

¿Cómo afecta la microbiota intestinal a la salud mental?

El estado de la microbiota puede influir en el bienestar mental y emocional. Cuando la microbiota está equilibrada, ayuda a regular el sistema nervioso, reduce la inflamación y favorece la producción de neurotransmisores relacionados con el ánimo.

Por el contrario, un desequilibrio puede aumentar el riesgo de ansiedad, estrés o depresión. Cuidar el intestino, a través de la alimentación, el descanso y la gestión emocional, aporta beneficios tanto físicos como mentales.

¿Qué hábitos ayudan a cuidar la microbiota intestinal?

Algunos hábitos sencillos pueden favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal:

– Priorizar una alimentación variada, rica en fibra, frutas, verduras y alimentos fermentados.
– Descansar lo suficiente y cuidar la higiene del sueño.
– Realizar ejercicio físico regularmente y buscar momentos de contacto con la naturaleza.
– Aprender a gestionar el estrés y dedicar tiempo a actividades que aporten calma y bienestar.

Estos hábitos cotidianos no solo mejoran la salud digestiva, sino que también contribuyen al bienestar emocional.

Referencias

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  • Cañellas, X. (2020). Tu primer cerebro: No está en tu cabeza. Plataforma.

El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Laura Bueno, graduada en Nutrición Humana y Dietética con Nº col MAD01086. 4 años de experiencia en nutrición clínica especializada en patología digestiva, hormonal y autoinmunes.

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