Mindfulness: Qué es y para qué sirve

Seguro que has oído hablar del mindfulness o, si no, de la meditación. Son dos conceptos distintos, aunque la gente los suela confundir que definiremos más adelante.

En el mundo en el que vivimos, que es rápido, fugaz y estimulante, a veces necesitamos un poco de lentitud, calma, silencio. El mindfulness nos invita a encontrar esta quietud dentro de nosotros mismos.

Qué es el mindfulness

Antes de continuar leyendo, te invitamos a hacer un ejercicio: cierra los ojos y céntrate en tu respiración. Pon la atención en cuando el aire entra por tu nariz y en cuando sale. Hazlo durante unos minutos. Después, pregúntate: ¿cómo te has sentido? ¿Te es fácil tranquilizar la mente?

Si nunca antes habías hecho algo así, puede que te costara concentrarte o que te preguntaras si lo estabas haciendo bien. Esta actividad es un ejemplo de lo que se basa el mindfulness: prestar atención al presente a propósito y sin juzgar.

El mindfulness es un concepto amplio, es el hábito de vivir con atención plena, que engloba los diferentes tipos de meditación y otras prácticas que requieren de dicha atención. La meditación es, pues, una vía para poder practicar el mindfulness en el día a día.

Aunque el concepto de mindfulness viene de muy lejos y se relaciona con la cultura budista, tiene una estrecha relación con la psicoterapia, pues han sido muchos los psicólogos e investigadores que han usado el mindfulness en su práctica profesional con grandes resultados.

Mindfulness

Para qué sirve el mindfulness

Como hemos comentado, el mindfulness se basa en parar atención al presente sin juzgarlo. Esta práctica ayuda a entender las experiencias con compasión y con una mentalidad abierta, percibiendo las cosas tal cual son, sin juzgarlas.

Posiblemente, dos cosas que solemos juzgar y no deberíamos son las emociones y los pensamientos. La práctica del mindfulness nos invita a percibir nuestros pensamientos, emociones y sensaciones sin juzgarlos ni reprimirlos. Simplemente, sentirlos, verlos pasar, sin quedarnos enganchados a ellos. ¡Imagínate todos los beneficios de conseguir eso!

Eso no significa que no debamos de trabajar en nuestras emociones. El mindfulness nos invita a escucharnos, a ver qué sentimos, a observar nuestra experiencia interna, con compasión y sin expectativas. Si sabemos cómo estamos, mejor nos trataremos. Si entendemos qué nos sucede, nos atenderemos. Si nos damos cuenta de que necesitamos ayuda, antes la pediremos.

Te dejamos con un artículo para obtener más información sobre cómo gestionar las emociones.

La práctica del mindfulness ha resultado positiva en muchos ámbitos, como por ejemplo aspectos como la depresión, la ansiedad, el dolor crónico, el abuso de alcohol, las quejas físicas, estrés en pacientes con cáncer…

Además de estos ámbitos, el mindfulness tiene muchos beneficios para mejorar nuestra calidad de vida, nuestras relaciones sociales, y la relación que tenemos con nosotras mismas.

Si quieres conocer un poquito más sobre el mindfulness y descubrir de qué forma puede mejorar tu calidad de vida y bienestar, puedes hacer clic aquí abajo.

Mindfulness para la ansiedad

El mindfulness es un valioso aliado para gestionar la ansiedad. El simple hecho de parar y mirar hacia dentro, o hacia fuera (se puede practicar el mindfulness centrando la atención a los sonidos del exterior, por ejemplo) nos proporciona un momento para salir de la vorágine y del modo piloto automático, dejar de hacer y simplemente sentir.

En momentos donde sintamos ansiedad, sentarnos con ella y no reprimirla también es útil para poder gestionarla. Si huimos de las emociones desagradables, estas pueden volver con más fuerza posteriormente. El mindfulness nos guía hacia nuestras experiencias internas sin juzgarlas ni controlarlas.

Te dejamos este artículo para saber más sobre la ansiedad y su tratamiento.

Además de la ansiedad física, esa sensación desagradable parecida al miedo que todos a veces sentimos, la ansiedad también se puede manifestar con pensamientos intrusivos, a su vez que estos suelen crear ansiedad. El mindfulness usa algunas estrategias que han demostrado ser efectivas a la hora de lidiar con este tipo de pensamientos:

  1. Observar los pensamientos: la habilidad de percibir los pensamientos de uno mismo como temporales, objetos de la mente que no tienen por qué ser necesariamente verdad.
  2. No juzgar los pensamientos: aprender a extender la comprensión y compasión hacia uno mismo en vez de juzgarse y criticarse por los pensamientos que se tienen.
  3. Mantener la distancia con los pensamientos: reconocer que las personas no somos lo que pensamos, aprender a hacer esta separación. Estás tú y luego están tus pensamientos, productos de una mente pensante, que constantemente crea conexiones que se traducen en imágenes y frases, secuencias, que muchas veces no podemos controlar.

Estas tres estrategias se pueden resumir en una actitud clave en el mindfulness: la aceptación.

La técnica grounding para la ansiedad

Es una técnica relacionada con el mindfulness que se puede usar en momentos de mucha ansiedad.

El objetivo es reconectarte con el presente. Consiste en buscar 5 cosas que puedas ver en ese momento, 4 que puedas tocar, 3 que puedas oír, 2 cosas que puedas oler y una cosa que puedas saborear.

Se trata de que realmente tus sentidos puedan percibirlo, con lo cual no basta en pensar que puedes tocar la mesa que tienes a dos metros si no sientes su tacto, por eso es más fácil observar las cosas que tienes más cerca y sentir su textura, olor, sabor.

Además de estas técnicas propias del mindfulness, también existen otras actividades que son efectivas para la ansiedad, como por ejemplo las técnicas de relajación para la ansiedad.

Libros de mindfulness

Los libros de mindfulness pueden resultar muy útiles para aprender más sobre otras técnicas y sobre cómo puede ayudarte en tu particular. Recuerda: el mindfulness se puede aprender.

Mindfulness para principiantes, de Jon Kabat-Zinn

Kabat-Zinn es un científico pionero de la MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction), un programa de intervención basado en el mindfulness, siendo uno de los más famosos hasta el día de hoy.

En este libro se reúnen las prácticas y actitudes fundamentales que Kabat-Zinn ha desarrollado tras décadas de investigación y práctica.

Este es solo uno de los libros que ha escrito este investigador. Te animamos a que busques más libros suyos y escoger el que te encaje más a ti en particular.

Tranquilos y atentos como una rana

Este libro está dirigido a los niños y sus padres. Es un libro sencillo para practicar el mindfulness y la meditación en casa. Ofrece historias y ejercicios breves. Los resultados han demostrado que los niños que practican estos ejercicios duermen mejor, están más concentrados y se sienten más seguros.

Despertar el corazón: el arte de quererse bien

La psicóloga Sandra García Sánchez-Beato ofrece en este libro recursos terapéuticos, reflexiones y meditaciones para favorecer el autoconocimiento. También contiene audios de meditaciones guiadas.

Además de estos libros, existen apps que son un recurso excelente para empezar a integrar el mindfulness en el día a día. Algunas de ellas son Calm, Pura Mente y REM, Volver a casa.

El mindfulness puede abarcar todas las áreas de tu vida. Se puede practicar meditando, pero también con una actitud abierta a la vida y de aceptación de tus experiencias internas. También se puede practicar a la hora de comer, por ejemplo, como el famoso mindful eating, la alimentación consciente.

En definitiva, el mindfulness cada vez está más presente en el mundo occidental, los estudios científicos que se han realizado son prometedores, y es una técnica genial que puedes empezar a implementar a partir de ahora en tu vida.

Te dejamos aquí con otro artículo donde te mostramos 10 ejercicios para practicar a atención plena.

¿Nos compartes?
Ayuda a que el contenido llegue más lejos

¿El contenido te ha parecido útil?

4.8/5 - (6 votos)

El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Maria Mallol | Graduada en Psicología, con nº de colegiada 29660.

Deja un comentario