Suscríbete a nuestro podcast Apple Podcasts | Spotify | RSS
Vivimos en muchas ocasiones situaciones que nos decepcionan. No es nada fácil transitar por esta emoción, así como tampoco saber cómo actuar cuando te decepcionan. Por ello, en este podcast nos acompaña Isabel, del equipo de psicólogas de Barcelona, nos hablará sobre qué es la decepción y cómo gestionarla.
Qué es la decepción
La decepción es una emoción que sentimos cuando nuestras expectativas se quiebran de alguna manera. Siempre vamos a tener unas expectativas acerca de cómo creo que la otra persona ha de actuar conmigo o de cómo espero que satisfaga mis necesidades. Y, en la medida en la que esas expectativas que tenemos sobre la otra persona no se correspondan con la realidad, entonces será fácil que sintamos decepción.
Por tanto, la decepción es una emoción que viene a vernos cuando no se han cumplido las expectativas que teníamos sobre la otra u otras personas.
Estas expectativas no vienen dadas de forma natural, es decir, no aparecen de la nada. Las expectativas se van creando entorno a lo que llamamos nuestro mundo de significados. Este mundo de significados depende enormemente de nuestra historia personal desde que somos pequeñas.
Así, en nuestro desarrollo vamos aprendiendo toda una serie de ideas acerca de cómo nuestras relaciones tienen que ser y de qué esperar de las otras personas. En este sentido, voy creando una serie de expectativas acerca de cómo debo ser yo, cómo deben ser los otros, y cómo debe ser el mundo que nos rodea. Y todo aquello que no vaya en concordancia con este mundo de significados puede suponer una fractura interna o decepción.
La función de la decepción
Hemos definido la decepción como una emoción. Y esto es importante, porque todas las emociones tienen una función, un para qué.
Antes de hablar sobre la función de la decepción es importante que entendamos de qué otras emociones acaban formando el cóctel emocional de la decepción. Así, la decepción se compone de una mezcla de emociones básicas. Fundamentalmente, encontramos tristeza (pérdida de las expectativas), miedo (a que me vuelvan a decepcionar) y enfado (¿por qué esta persona me ha hecho esto cuando yo no esperaba esto de ella?). Estas emociones básicas están muy presentes en la experiencia interna que vivimos cuando nos han decepcionado.
Cada una de estas sub-emociones que componen la decepción tiene sus propias funciones o mensajes. Así, en general, podemos decir que la decepción tiene dos clases de funciones: más enfocadas hacia dentro y más enfocadas hacia fuera.
Por un lado, la decepción tiene que ver con reparar algo que se ha roto dentro de mí. De modo que tendré que investigar qué se ha roto o con qué me ha conectado la situación que he vivido. Por tanto, una función importante también es la del autoconocimiento y el crecimiento.
Por otro lado, la decepción también tiene la función de, una vez he revisado lo que ha pasado dentro de mí, gestionar la situación que me ha generado la decepción.
Es decir, preguntarnos “¿qué hago con esto que he sentido?”.
Podemos, para ello, ayudarnos de preguntas como:
“¿qué límites puedo poner para que este dolor no se repita?”
“¿qué necesito hacer?”
o “¿cómo puedo expresar cómo me he sentido?”.
En este caso, la función más relacionada con la gestión hacia fuera está relacionada con actualizar nuestros vínculos.
Sentir tristeza cuando te decepcionan
Como hemos hablado, la decepción está compuesta de todo un cóctel emocional difícil de digerir. En particular, la tristeza es una emoción muy presente cuando nos decepcionan.
La tristeza, en general, aparece cuando se vive una pérdida. Las pérdidas que generan tristeza no tienen por qué ser físicas, como la pérdida de un ser querido, sino que pueden ser más simbólicas. Por ejemplo, podemos sentir tristeza cuando no se ha cumplido lo que esperábamos de una persona, dado que esto supone la pérdida de expectativas que yo tenía sobre ella. Además, a esta pérdida de expectativas se añade el dolor que supone que otra persona en quien confiábamos nos haya herido. Y hemos de validar nuestro dolor en ese sentido.
Algo importante en este punto es tener en cuenta que en las relaciones siempre va a haber duelos y siempre puede haber dolor. ¿Por qué? Porque al vincularnos no solo se unen dos o más personas, sino también los mundos individuales de cada una de ellas. Sus mochilas personales.
Es por ello por lo que antes hablábamos de que una de las funciones de la decepción es actualizar nuestros vínculos. Esto quiere decir que podemos tomar la decepción como un vehículo que nos lleve a hacer ajustes en esa relación teniendo en cuenta lo que nos ha dañado. Por ejemplo, poniendo límites, llegando a acuerdos, o valorar si esta relación me hace más daño del que podamos y queramos sostener o si, por el contrario, es un vínculo que nos aporta pero que ha sufrido una fractura que queramos reparar.
Cómo actuar con una persona que te ha decepcionado
Una vez hemos hecho ese camino hacia dentro de revisar en nosotras cómo la situación que hemos vivido nos ha afectado, podemos iniciar el camino hacia fuera. El camino hacia fuera tiene que ver, como decíamos, con la gestión de la situación.
Es importante que partamos de una mínima revisión interna o autoconocimiento, ya que no siempre vamos a encontrar en la otra persona la posibilidad de que cumpla con las expectativas que tenemos sobe ella. Es decir, para ser dos hay que ser distintos, y esto implica un mínimo ejercicio de aceptación de que la otra persona no es responsable de cumplir todo lo que quiero de ella. Así, será importante equilibrar lo que yo necesito y lo que la otra persona puede darme.
Esto no quiere decir que una decepción solo tenga que ver conmigo y con mis expectativas, ni mucho menos. Pese a que sea importante responsabilizarnos de revisarnos y de cuidarnos, esto no implica que tengamos que culparnos.
Una vez nos hemos dado cuenta de qué se ha roto dentro de nosotras, podemos preguntarnos “¿qué se ha roto a nivel relacional, en este vínculo?”.
También va a ser importante, en este sentido, que nos preguntemos si habíamos comunicado a la otra persona lo que esperábamos de ella, o si, por el contrario, hemos pretendido que lo adivinara. Porque no siempre las demás personas van a saber qué necesitamos de ellas, mucho menos si no lo hemos expresado.
Igualmente, podemos preguntarnos si la otra persona sabe que nos ha decepcionado. Pues, en la medida en que no lo sepa, difícilmente va a poder reparar el daño. Si sentimos que la otra persona puede recoger con comprensión y cuidado nuestras emociones, es importante que podamos expresar cómo nos hemos sentido con lo que ha hecho o no ha hecho. A partir de ahí, podemos establecer ciertos límites o acuerdos que lleven a que esta decepción no se repita.
El hecho de que podamos aceptar que la otra persona es distinta no quita que nosotras podamos entender y validar el daño que nos ha causado. Nuestro sentir es verdad. En este punto, hablaríamos de autocuidado y autocompasión en el proceso de haber sido decepcionadas.
¿Tenemos que perdonar una decepción?
Aunque el perdón sea una herramienta importante que en muchas ocasiones nos ayude a integrar y reparar los rotos de una decepción, no tenemos porqué perdonar. No nos hace peores personas el hecho de no perdonar. Y no nos quita aprendizaje el hecho de no hacerlo, tampoco. No somos seres de luz, somos seres dañados y heridos, y está bien que no perdonemos aquello que no nos sintamos preparadas para perdonar.
Lo esencial del perdón es que pueda hacerse de forma genuina, desde la auténtica necesidad o deseo de perdonar. Pero no como algo que nos veamos obligadas a hacer para crecer. Pues ya crecemos igualmente con todo lo que vivimos.
En el caso de que pueda y quiera perdonar, lo esencial es seguir sosteniendo tanto el entendimiento y el perdón, como mi dolor y decepción.
Gracias, como siempre, por escucharnos y leernos en este podcast de psicología. Esperamos que os haya resultado útil esta información, y que hayáis sentido un abrazo grande en aquellas heridas que tengan que ver con la decepción. ¡Hasta el próximo podcast!
Un artículo genial!!
Super identificada y a la vez validada, muchísimas gracias!!
Muchas gracias, bonita 🌷
¡Un abrazo grande!