Cada vez más necesitamos espacios para parar y respirar. Y, cuando en consulta hablo de meditación y mindfulness, a veces los conceptos se confunden. Es normal que cause confusión, porque en esencia, comparten mucho. Pero entre sus similitudes se encuentran algunas diferencias relevantes. Por eso nos adentramos hoy en el artículo meditación y mindfulness, ¿cuál es la diferencia? donde comprenderemos mejor sus orígenes, el enfoque y el objetivo que tienen cada una de estas prácticas. Te invitamos a descubrir lo que estas prácticas te pueden ofrecer: a conectar contigo cuando vivimos con tanto ruido de fondo.
Diferencia entre meditación y mindfulness
La meditación es una práctica ancestral. Durante siglos ha acompañado a quienes necesitaban regresar a su centro, calmar la mente o sostener el alma. No hay una única forma de meditar: algunas personas se enfocan en la respiración, otras en un sonido repetido, otras en imágenes que traen calma. Y otras recurren a prácticas como la meditación hooponopono, donde frases breves de sanación —“lo siento”, “gracias”, “te amo”— se convierten en una forma de reparar, de liberar lo que ha quedado anudado dentro.
El mindfulness, por su parte, es una forma de meditación que pone el acento en lo cotidiano. Significa atención plena, y consiste en estar en el presente, aquí y ahora, con lo que haya. Sin juicio, sin lucha. Solo estar. Puede practicarse meditando, pero también al caminar, al comer, al hablar. No exige silencio externo, solo un compromiso interno con la presencia.
Ambas prácticas nos invitan a habitar el momento. Pero mientras la meditación a veces busca la calma o el silencio interno, el mindfulness nos ayuda a estar incluso cuando la calma no llega. Cuando la mente está inquieta, cuando el cuerpo está cansado, cuando lo emocional pesa. Estar, sin dejar de estar.
¿Cómo se enfoca la atención?
Como veníamos explicando en el origen, en el mindfulness el foco de atención plena es el momento presente. Todo lo que sucede en el momento actual es únicamente observado, sin general un flujo de pensamientos, simplemente estando. Y, en la meditación, la focalización o concentración puede dirigirse a diferentes lugares concretos dependiendo de la práctica: la respiración, un mantra, la visualización de una imagen, un paisaje, etc.
¿Qué objetivo tienen?
En la meditación se entrena la mente para encontrar un estado de calma, claridad y autoconocimiento. Además, está muy conectado a una conexión o iluminación espiritual. Con la práctica de mindfulness se intenta conseguir un estado mental o estilo de vida que mantenga una conciencia plena y se enraíce al momento presente. El objetivo es cultivar una mayor atención y aceptación de los pensamientos, emociones y sensaciones, conduciendo a una mayor comprensión y gestión emocional.
Beneficios de la meditación y el mindfulness
La realidad es que en cuanto a beneficios ambas prácticas pueden mejorar nuestro estado de salud mental y emocional. Y no hace falta hacerlo perfecto, no se trata de eso. Ni de vaciar la mente. Estando en relación y conexión contigo desde un lugar diferente puedes conseguir mucho bienestar.
- Mejora de la gestión emocional
- Reduce el estrés y la ansiedad
- Mejora de la concentración y la atención
- Mayor conexión con el cuerpo y el presente
- Mejora tus relaciones personales
- Mejora el bienestar general
- Mejora la calidad del sueño y el descanso
- Favorece la autocompasión
Estos son algunos de los beneficios de la meditación y el mindfulness, pero estas prácticas no eliminan tus problemas ni el dolor, pero te ayudan a sostenerlo con más facilidad.
Cómo empezar a practicar meditación y mindfulness
Si conocer la meditación, el mindfulness y sus diferencias te han despertado curiosidad, tenemos algunas recomendaciones y recursos para quienes sintáis interés por probarlo:
Primeros pasos
Si eres principiante, las meditaciones guiadas pueden ser tu punto de partida. En Somos Estupendas hemos creado varias meditaciones guiadas que puedes escuchar de manera gratuita, con las que podría ser una buena opción para empezar. Estas sesiones están llevadas a cabo por psicólogas del equipo especializadas en meditación, las cuales te brindarán la oportunidad de comprender la técnica, enfocar tu mente y conectar conmigo misma.
Practica con meditaciones guiadas y haz rutina
Puedes intentar elegir un momento fijo del día para practicar. Normalmente puede venirte bien por la mañana o antes de dormir. Puedes comenzar con audios cortos, de 5 o 10 minutos. Regálate ese momento, no por conseguir hacerlo bien, sino para estar contigo. Escuchar una voz que te guíe puede ayudarte a familiarizarte con la práctica y a no sentirte sola en ese espacio nuevo.
Practica mindfulness en lo cotidiano
Para hacer mindfulness no es necesario sentarse en una posición específica. Para meditar no hace falta hacerlo en silencio. Lo puedes practicar en cualquier momento: mientras caminas, cocinas, te duchas, etc. Lo importante es que estés presente. Mirar, escuchar, respirar… activar tus sentidos conscientemente.
Explora
Puedes probar otras prácticas guiadas, además de los audios o la respiración. Existen muchísimos tipos, como la meditación hooponopono, que se basa en la repetición de mantras. Si exploras distintas técnicas será más fácil encontrar aquellas que mejor se adapten a ti. No se trata de encontrar la técnica perfecta, sino la que te siente mejor y te funcione a ti.
También puedes aprender técnicas de relajación para la ansiedad como el escaneo corporal, o la visualización guiada.
Meditación y mindfulness para la ansiedad
Cuando la ansiedad aparece, todo parece acelerarse: el cuerpo se tensa, el corazón se acelera, la mente corre. A veces sentimos que no podemos parar. Y aunque estas prácticas no son una solución inmediata, sí pueden ser una herramienta potente para acompañar esos momentos.
Tanto la meditación como el mindfulness pueden ayudarte a cómo calmar un ataque de ansiedad cuando lo estás atravesando, y también a prevenir su intensidad o frecuencia a largo plazo. Nos entrenan en volver, en regular, en no dejarnos llevar por el miedo.
Además, cultivar la gestión emocional en el día a día te permite reconocer lo que sientes sin juzgarte, y darte el permiso de estar mal sin exigirte estar bien.
De nuevo, recuerda, son prácticas de cuidado. No de perfección.
Estar contigo no siempre es fácil. A veces es incómodo, a veces es agitado, a veces es simplemente cansado. Pero cuanto más espacio te das para habitarte —sin exigencia, sin juicio— más fácil se vuelve sostenerte incluso cuando todo tiembla.
Meditar y practicar mindfulness no es dejar de sentir. Es estar ahí, cuando sientes.
Y poco a poco, volver a ti.
Preguntas frecuentes sobre la diferencia entre meditación y mindfulness
¿La meditación y el mindfulness son lo mismo?
Aunque están relacionados, no son exactamente lo mismo. La meditación es una práctica que puede adoptar muchas formas, mientras que el mindfulness es una de ellas, centrada en la atención plena al momento presente.
Sí, es posible. El mindfulness puede practicarse en la vida cotidiana, prestando atención a lo que ocurre aquí y ahora. La meditación, en cambio, suele implicar momentos dedicados a la introspección y puede incorporar diversas técnicas, incluyendo el mindfulness.
Ambas ayudan a reducir el estrés, mejorar la concentración y favorecer el bienestar emocional, pero el mindfulness se enfoca en llevar esa atención consciente a cada aspecto de la vida diaria, mientras que la meditación puede ofrecer espacios más profundos de autoconocimiento y calma.
Referencias
Kabat-Zinn, J. (1990). Vivir con plenitud las crisis: Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y la mente para enfrentarse al estrés, el dolor y la enfermedad. Editorial Kairós.
Mañas, I. (2009). Mindfulness (Atención Plena): La meditación en psicología clínica. Gaceta de Psicología, 50, 13–29.