Coulrofobia: Miedo a los payasos

Desde su origen hace ya unos cuantos miles de siglos, la idea del “payaso” fue creada para entretener y divertir a las personas. Ahora bien, como siempre, no todo vale para todas las personas.

En este sentido, nos encontramos con que a muchas personas les dan miedo e, incluso, auténtico terror; tanto es así que este miedo a los payasos o coulrofobia se ha llevado a la ficción en multitud de películas. Pero, si la figura del payaso fue creada para divertir, ¿porqué existe este miedo? Vamos a explorarlo.

¿Por qué tenemos miedo a los payasos?

Los payasos aparecieron por primera vez en el antiguo Egipto, cumpliendo la función del bufón. Desde aquel momento, el payaso ha sido un personaje cuyo objetivo era el de entretener, divertir, y hacer reír. Para ello, la persona que representaba este papel se disfrazaba y maquilaba de forma bastante estrambótica, tal y como aparece en nuestra mente cuando imaginamos a un payaso.

Pues bien, aunque en su momento el payaso se creó desde esa función cómica, también ha habido siempre una cara B de lo que este personaje transmitía, que, más allá de ser divertida, generaba sentimientos de antipatía, desconfianza o miedo.

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Una explicación que se da al miedo a los payasos tiene que ver, precisamente, con su caracterización, es decir, con la vestimenta, maquillaje y demás accesorios que antes comentábamos. Si bien todo esto se usa para que el payaso tenga una apariencia ridícula y graciosa, también genera inquietud, desconfianza y antipatía, pues su disfraz y rasgos exagerados (ojos y nariz grandes y de colores, sonrisa permanente, etc.) rompen con las caras que estamos habituados a ver. Es decir, rompen con lo “normal”, incluso pareciéndonos personajes no humanos.

Además, no solo su apariencia colisiona con lo que nuestra mente percibe como normal, sino que también ocurre lo mismo con la forma en la que el payaso se comporta: con risas estrafalarias, movimientos extravagantes, agitados e imprevistos, conducta a veces demasiado cercana o invasiva, etc. Todo este comportamiento también sale de lo que podemos esperar por parte de una persona. Así, nuestro cerebro lo puede vivir como algo inquietante ante lo que hay que estar alerta, en un intento de protegernos frente a algo “que no sabemos por dónde va a salir”, o frente a algo que, al no conocer, de forma inconsciente percibimos como amenazante.

Teniendo en cuenta todo esto, el payaso también se ha asociado en muchas ocasiones con una persona “loca”, cosa que en el imaginario colectivo tenemos guardado como algo espeluznante y terrible. De nuevo, esto se basa en lo que nuestro cerebro interpreta como poco previsible y, así, como poco seguro.

¡Una cosa más! Además de todo lo anterior, el miedo a los payasos también puede aparecer como resultado de una o varias experiencias negativas relacionadas con ellos, que fueron incluso vividas como traumáticas. De hecho, puede que haya asociado el miedo a los payasos sin haber vivido algo negativo con ellos personalmente, sino que, por ejemplo, puedo haber asociado este miedo si otra persona lo ha vivido y yo lo he visto o se me ha transmitido esta información negativa, de modo que aprendo que los payasos son algo ante lo que hay que tener miedo.

Coulrofobia: Miedo a los payasos

¿Qué entendemos por miedo a los payasos o coulrofobia?

Una vez hemos visto sus diferentes causas, ahora quizá podamos entender más que hay detrás del miedo a los payasos. Para conceptualizar este miedo, podemos decir entonces que el miedo a los payasos, también denominado coulrofobia, es la reacción de miedo intenso o de ansiedad ante la presencia de un payaso, tanto de forma real como de forma ficticia, e incluso imaginada.

Este miedo puede llegar a considerarse una fobia, ya que, el miedo a los payasos puede llegar a ser muy intenso, incontrolable, desproporcionado y/o irracional. Por ello, los síntomas que están relacionados con este miedo son similares a los que aparecen en otro tipo de fobias. Es decir, el miedo o ansiedad generada se puede sentir en forma de taquicardia, sudores, sensación de mareo, hiperventilación, o ataque de pánico.

Todas estas sensaciones desagradables tienen como consecuencia otros síntomas relacionados con las fobias, en general, y con el miedo a los payasos, en particular: la evitación de situaciones o lugares relacionados con la aparición de payasos, la anticipación de la ansiedad que se tendrá en estos casos, la percepción de no control del miedo y de la ansiedad, percepción desproporcionada de peligro o pensamientos catastróficos, dificultades para dormir, etc.

El miedo a los payasos en los niños

Aunque puede aparecer en cualquier momento vital, es muy común que el miedo a los payasos aparezca en la infancia. Esto tiene mucho que ver con los llamados “miedos evolutivos”, que son distintos miedos que van apareciendo en las diferentes etapas de nuestro desarrollo como niñas, y que tienen una función de protección de cara a la supervivencia de la especie. (Recuerda que el miedo es una emoción básica cuya función es la de protegernos). Es decir, son miedos evolutivos y normales que irán transitándose y desapareciendo. Algunos de ellos son: el miedo a los estímulos intensos y desconocidos, el miedo a los extraños, a las alturas, a las tormentas, a los animales, a los fantasmas y brujas, a la muerte, etc.

Si te fijas, el miedo a los extraños es algo común, y es algo que antes comentábamos como uno de los factores que podían generar miedo a los payasos. El hecho de que ya desde peques nos enfrentemos a estos personajes, desconocidos e inquietantes, hace muy fácil que en esta época los acabemos viendo con ojos de miedo. Nuestro cerebro, en ese momento, aún está desarrollándose y no es aún capaz de analizar si los payasos son peligrosos o no.

Aunque el miedo a los payasos en la infancia esté relacionado con dichos miedos evolutivos, si este es demasiado intenso, desregulador, y se mantiene en el tiempo, es recomendable trabajar en ello.

¿Cómo tratar el miedo a los payasos?

Como en cualquier otro miedo, es importante que conozcamos qué hay detrás del miedo a los payasos en cada caso particular, de modo que se pueda trazar el camino adecuado teniendo en cuenta el origen de este miedo.

También, al igual que en otras fobias o miedos, el tratamiento irá muy orientado a que nuestro cuerpo y mente puedan interiorizar una sensación de seguridad frente a los payasos. Esto se realizará, además de mediante trabajo con pensamientos y creencias asociadas, con exposición gradual al estímulo temido, es decir, a los payasos o todo lo relacionado con ellos que genere miedo o ansiedad. A veces, esta exposición puede empezar a realizarse en imaginación, por ejemplo, y luego pasará a hacerse “en vivo”.

El sentido de la exposición, que se hará de forma gradual, progresiva (para no desregularme) y adaptada a cada persona, es que se pueda ir rompiendo la asociación de payasos=peligro. A la vez, se irán entrenando técnicas de regulación de la activación o de la ansiedad, como ejercicios de relajación y respiración, que también ayuden a interiorizar la sensación de control ante esas situaciones, de modo que me vaya viendo capaz de estar ante payasos.

Por supuesto, como ha de tenerse en cuenta qué hay detrás del miedo a los payasos de forma individualizada, habrá que trabajar otras cosas que vayan saliendo. Por ejemplo, si este miedo ha quedado asociado por una experiencia traumática que se haya vivido en relación con ello, puede que sea necesario trabajar dicho trauma psicológico.

No estás loca, ni rara, ni eres una exagerada si tienes miedo a los payasos, sino que esto es algo compartido por muchas personas. Aun así, como ves, es un miedo que puede trabajarse con buenos resultados. Para ello, lo más recomendable es hacerlo mediante el acompañamiento y la ayuda profesional de una psicóloga/o.  

Psicóloga especializada en bienestar emocional con perspectiva integradora, aunando la rama cognitivo conductual junto con la que considera base de su perfil profesional: las Terapias de tercera generación. Más sobre Isabel Reoyo

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