Responsabilidad afectiva: Qué es y su importancia | Ep. 107

Hola bonitas y bienvenidas un domingo más al Podcast de Somos Estupendas. Empezamos la nueva temporada con Eugènia, psicóloga del equipo de psicólogas de Barcelona, en la que nos va a hablar de la responsabilidad afectiva.

Hablaremos del significado de esta actitud tan necesaria para muchas cosas en nuestra vida, y sobre qué es recomendable hacer y que no en las relaciones para que sean sanas y equilibradas.

Qué es la responsabilidad afectiva

El concepto de responsabilidad afectiva se origina durante los años 80, vinculado a las relaciones poliamorosas. La responsabilidad afectiva pone énfasis en los cuidados y atender emocionalmente a las necesidades en la pareja, teniendo en cuenta que en las relaciones poliamorosas no hay reglas preestablecidas que cumplir.

Esto no quiere decir que en las relaciones monógamas no tenga que haber o no haya responsabilidad afectiva. La responsabilidad afectiva debe aplicarse en cualquier tipo de relación. A fin de cuentas, no deseamos herir a quien queremos.

La responsabilidad afectiva es la base para construir unas relaciones sanas.

Nuestras conductas, creencias y valores pueden tener impacto en nuestros vínculos afectivos. Por lo tanto, debemos aprender a recoger y acompañar las heridas que puedan haberse causado en la relación. Se trata de una forma de ser y estar con nuestros vínculos. Tener responsabilidad afectiva es respetarse y cuidarse a una misma y a la otra persona en las relaciones.

Responsabilidad afectiva

Responsabilidad afectiva en la pareja

En la sociedad en la que vivimos, han proliferado las relaciones de usar y tirar. Nos cansamos con frecuencia de los vínculos que establecemos. Todo va rápido y superficial y es fácil tener encuentros sexuales a través de diferentes aplicaciones.

En ocasiones se pierden de vista los cuidados. Los espacios digitales en ocasiones sirven de recurso para deshumanizar a las personas con las que interactuamos, por lo que se ha convertido en tarea muy fácil el desaparecer o bloquear a alguien cuando no nos interesa.

“Estamos pasando de tener relaciones a consumir relaciones”

Que es no tener responsabilidad afectiva

Conocer nuestros sentimientos y comunicarlos no es tarea fácil. Es complejo y no debe darse solo en pareja. Puede que estés teniendo una conducta irresponsable de forma consciente o sin querer.

Tener responsabilidad afectiva es de gran importancia para generar bienestar en nuestra vida. La irresponsabilidad puede llevar a mucha frustración, inseguridades y baja autoestima. Aquí os dejamos algunos ejemplos de lo que hay que evitar:

  • Fluir: que no os engañe esta palabra tan maravillosa. Fluir está bien, está genial, deja flotar y creces las emociones, el vínculo, es una sensación fantástica. Pero si en el viaje de fluir sentís que algo no va bien, dolor, emociones desagradables… tenéis que poderlo comunicar y ponerle nombre. Si manifiestas tu necesidad y la respuesta de la otra persona es algo así como “no le des tantas vueltas” o “mejor nos dejamos llevar”… te está invalidando. Fluir no es suficiente para mantener una buena relación.
  • Desaparecer: hacer ghosting o mantener una interacción sin estar realmente presente y atender a la relación es un acto tremendamente irresponsable. Genera en la otra persona muchísima incertidumbre y sentimiento de culpa por si está haciendo algo mal para merecerlo.
  • Ocultar tus emociones para proteger a la otra persona: a veces pensamos que lo mejor es callar para no hacer daño, pero estamos perdiendo una oportunidad de que la relación crezca y de comprender cómo te sientes o se siente tu vínculo.
  • Culpar a la otra persona de tus emociones: nuestros sentimientos hablan de qué inseguridades hay dentro de nosotras. Ojo que no estamos hablando de relaciones en las que existen conductas nocivas o violencia de género. A veces hay cosas que nos duelen que no tienen que ver con que nuestra pareja se haya equivocado, sino con nuestros propios miedos. Revisa y hazte cargo de lo que es tuyo, así como la otra persona se hará cargo de sus emociones y podréis escucharos y acompañaros sin volcaros nada.

Responsabilidad afectiva también es preguntar a tus amistades cómo están y desear escuchar lo que necesitan explicar.

Cómo tener responsabilidad afectiva

Ten en cuenta que tu pareja no podrá cubrir todas tus necesidades. Es humanamente imposible que esa persona tenga todo y se ajuste a todo lo que tú deseas o quieres. Tampoco significa que tengas que aceptar todo de tu pareja y olvidarte de tus necesidades. Simplemente que seas consciente de ello.

Partiendo de aquí, te proponemos algunas cosas que puedes empezar a aplicar en tus relaciones para tener una buena responsabilidad afectiva y darle la importancia que merece:

  • Mantener una comunicación honesta y respetuosa: no debemos esperar que la otra persona adivine lo que pensamos y cómo nos sentimos. Es imposible que nos lean el pensamiento y lo que para ti puede ser una situación obvia, quizá para la otra persona no lo es. Démosle la oportunidad de conocer cómo nos estamos sintiendo y que dé una respuesta.
  • Atender a los límites: los límites son imprescindibles en todas las relaciones, pero es imposible tener siempre todo preestablecido y haber pensado en todos los escenarios posibles. Además, una parte bonita de disfrutar nuestras relaciones es precisamente el dejarse llevar y conectar con la emoción, por lo que no siempre lo tendremos todo atado y está bien. Pese a eso, es un trabajo importante el que os podáis ir escuchando y trazando aquellos límites que necesitéis.
  • Establecer y cumplir los acuerdos: cuando cada persona ha podido trabajar en sus límites, llevándolos a la pareja de forma clara y consciente, será más fácil que no os hagáis daño innecesario.
  • No temer el conflicto: es muy frecuente que nuestras conductas vayan dirigidas siempre a evitar el conflicto. Pero el conflicto es inevitable. Con el tiempo pasarán cosas que no os gustarán o que será necesario sentarse a charlar con calma. Tener una buena comunicación y tratar los conflictos con respeto es una habilidad básica que os ayudará a que la relación se haga más fuerte y estable.
  • Validar las emociones de la otra persona: intenta no acallar las emociones de la persona. Evita decir cosas como: “por qué no haces esto”, “yo de ti lo que haría es”, “pasa del tema”, “tranquilízate”… Ten en cuenta que nadie puede elegir a la carta cómo sentirse, así que trata de que tus mensajes acompañen y respeten las emociones del resto.
  • Trabajar en mejorar tu empatía: tener una actitud empática facilitará vuestra comunicación, os acercará más y reducirá las exigencias y expectativas imposibles que en la relación.

Responsabilidad afectiva también es no hacer cargar con las tareas domésticas a tu pareja, compañerxs o familia mientras te desentiendes.

Ejemplos de responsabilidad afectiva

Cuando tenemos nuestras habilidades sociales trabajadas podemos empezar a establecer relaciones sanas a través de la responsabilidad afectiva. Aquí tenéis algunos ejemplos de responsabilidad afectiva que muestran la importancia de practicarla:

Romper la relación

Sí, como lo lees. Romper con una persona (con cualquier tipo de vínculo) puede ser el acto de más amor y respeto que puedas tener en tu relación. A veces, no somos capaces de escucharnos o de observar que os estáis haciendo daño con esa relación. La responsabilidad afectiva pasa a veces por tomar decisiones que son desagradables o pueden parecer contradictorias, pero que en el fondo cuidan a ambas partes y son la mejor opción para garantizar vuestro bienestar.

Buscar el equilibrio

Tener en cuenta tus necesidades a nivel individual, pero sin dejar de atender a la otra persona. Pero también se trata de no volcarte completamente en la otra persona. Y que estos cuidados sean mutuos. La responsabilidad afectiva también es hacia una misma, debemos hacernos responsables de nuestras necesidades, manifestarlas, encontrar la forma de hacer encajar esas necesidades con las de tu vínculo.

Mucha, mucha comunicación

Cada relación, cada vínculo, cada interacción con tu entorno será diferente. Solo comunicándoos conseguiréis que la relación crezca y sea un lugar donde podáis sentir confianza, seguridad y amor sano.

Además, la comunicación debe ser asertiva: ser capaz de afrontar conflictos no significa que tengamos que hacerlo de una forma agresiva o poco considerada (bajo la bandera de la honestidad). Utilizando la asertividad nos comunicaremos de una forma clara, amable y respetuosa con tu integridad y con la de la otra persona.

«El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso».

Erich Fromm

Como siempre, gracias por acompañarnos una semana más, nos escuchamos el próximo domingo. Gracias también por vuestras puntuaciones y comentarios en Spotify y en Itunes, eso nos ayuda a crecer.

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Humana en constante aprendizaje y evolución, además de cofundadora y CEO de Somos Estupendas y futura psicóloga.

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