Trastorno de control de impulsos: Tratamiento y ejercicios

El trastorno de control de impulsos influye en la forma que la persona resiste a esos impulsos o intereses, que pueden resultar perjudiciales o dañinos para ella o para los demás. Así, este trastorno se puede manifestar de distintas formas, pudiendo impactar a varias áreas de la persona.

Por ello, a lo largo de este artículo abordaremos qué es este trastorno, cuáles son sus síntomas. Además, explicaremos cómo podemos controlar la impulsividad y cuál es el tratamiento que podemos poner en marcha para trabajar la impulsividad.

¿Qué es el trastorno de control de impulsos?

Cuando hablamos sobre trastorno de control de impulsos, nos referimos a la incapacidad de resistir un impulso, una tentación o deseo que tiene la persona de realizar acciones que pueden resultar perjudiciales. Algunas de las manifestaciones que puede tener este trastorno es la cleptomanía, la tricotilomanía (arrancarse el pelo), piromanía o trastorno explosivo intermitente.

Desde esta perspectiva, necesitamos entender que los comportamientos como el resultado de una elevada tensión emocional y ansiedad. Estos actos impulsivos no son una cuestión relacionada con la falta de interés o voluntad por parte de la persona. Así, cuando se producen estos actos impulsivos, suelen ir seguidos de una sensación de alivio o gratificación. Si bien es cierto, que posteriormente, aparece una sensación de culpa o de arrepentimiento.

En muchas ocasiones, este ciclo se produce de forma repetida, de forma que cada vez resulte más complejo de romper sin ayuda profesional.

Síntomas de una persona impulsiva

Conducta impulsiva

Las conductas impulsivas que acompañan a este trastorno de control de impulsos son uno de esos signos más evidentes. Así, las personas impulsivas tienden a tomar de decisiones precipitadas y a realizar acciones sin considerar posibles consecuencias negativas. Por ello, es importante reconocer este tipo de conductas como una lucha interna de la persona, sin verlas desde la intencionalidad o la irresponsabilidad.

Dificultad de planificación

Cuando se dan este tipo de problemáticas, suele haber una dificultad para organizar o planificar actividades. Las personas impulsivas suelen tener problemas para mantener planes o estructuras a largo plazo, ya que pueden cambiar de opinión de forma habitual. Así, las personas pueden sentir elevada frustración, pero también su entorno.

Baja tolerancia a la frustración

La presencia de una frustración intensa ante cualquier mínima dificultad puede ser otro síntoma habitual. De esta manera, las personas con trastorno de control de impulsos pueden sentirse abrumadas de forma rápida. Así, se suelen ver superados por situaciones que requieren de paciencia o esfuerzo sostenido.

Conductas de riesgo

Al tener dificultades para poder controlar los impulsos, pueden verse envueltos en actividades peligrosas sin valorar los posibles riesgos relacionados. Es por ello, que es fundamental entender que muchas de estas conductas se producen para aliviar el alivio de forma inmediata.

Relaciones interpersonales complejas

Los problemas en las relaciones derivados de la impulsividad son habituales, ya que la dificultad para controlar los impulsos pueden llevar a conflictos con las personas más cercanas. Debido a los comportamientos erráticos que puedan tener o las decisiones basadas en la satisfacción inmediata de sus necesidades.

Sentimientos de culpa

La culpa, o el arrepentimiento es una emoción frecuente después de los comportamientos impulsivos que puedan tener. Esta culpa es un síntoma de ese conflicto interno que presenta la persona.

Trastorno de control de impulsos

¿Cómo controlar la impulsividad?

Hay distintas formas de poder mejorar el trastorno de control de impulsos, siempre entendiendo que puede resultar complejo, ya que esos ciclos relacionados con la impulsividad, pueden ser difíciles de cortar.

En primer lugar, tomar conciencia de ello. El primer paso para poder realizar un cambio es poder desarrollar una mayor conciencia de las emociones, pensamientos y sensaciones relacionadas con los comportamientos impulsivos. Así, poder preguntarnos cómo nos sentimos, o qué pensamos, o qué necesitamos antes de realizar la acción, nos puede ayudar a tomar conciencia.

Poder poner en marcha técnicas de relajación. Aprender técnicas de relajación, como la respiración profunda, la relajación progresiva de Jacobson, la relajación en imaginación, puede ayudar a reducir la tensión y malestar que en ocasiones se relacionan con la impulsividad.

Realizar una toma de decisiones conscientes pudiendo pararnos un momento para poder valorar las consecuencias y reflexionar sobre por qué es adecuado tomar esa decisión.

Y por último, establece rutinas que te permitan manejar el estrés. De forma que mejore la gestión del tiempo, incluyendo actividades efectivas para manejar el estrés. Algunas como establecer unos horarios de sueño, ejercicio regular, mantener una dieta saludable, tener metas claras y alcanzables…

Tratamiento del trastorno de control de impulsos

Algunos tratamientos para el trastorno de control de impulsos, puede variar en función de la gravedad del trastorno. Pero también de las necesidades específicas de la persona.

Es por ello, que acudir a terapia con nuestro equipo de psicólogos online, puede ser una de las alternativas, siendo algunas otras:

  • Terapia integradora: El abordaje integrador nos va a permitir ajustar las herramientas y estrategias a las necesidades que pueda tener el paciente. Siempre teniendo en cuenta que puede ser que el trastorno de control de impulsos, esté acompañado de otras patologías o dificultades de base que tengan que ser abordadas.
  • Terapia familiar: la terapia familiar puede ser útil para poder abordar aquellas dificultades que hayan podido surgir como resultado de las acciones impulsivas. De esta manera al involucrar a la familia podemos proporcionar un sistema de apoyo y mejorar la dinámica en las relaciones.
  • Medicación: La medicación puede ser un complemento a la terapia, que pueda facilitar el control de impulsos. Así, el psiquiatra o el médico de cabecera puede recetarte estabilizadores para el estado de ánimo o medicamentos para el TDAH.
  • Grupo de apoyo: participar en grupos de apoyo puede proporcionar un espacio seguro donde poder compartir las experiencias vitales y aprender de como otras personas con las mismas dificultades afrontan situaciones similares y realizan un buen autocontrol emocional.

7 ejercicios para controlar la impulsividad

A continuación te vamos a facilitar 7 ejercicios que te permitan controlar la impulsividad:

  1. Realizar respiraciones profundas u otras técnicas de relajación. Es decir, que podamos permitirnos realizar una serie de respiraciones profundas de forma que podamos facilitar la reflexión previa a la toma de decisiones.
  2. Técnica de pausa y reflexión. Permitiéndonos parar antes de la decisión. Para posteriormente pensar si la decisión que vamos a tomar es la que realmente queremos que ocurra. Qué consecuencias pueden darse a corto y largo plazo y qué ocurriría en caso de que no tomáramos esa decisión.
  3. Diario de impulsos. Lleva un diario en el que puedas registrar como te sientes, qué impulsos has tenido a lo largo del día, junto con esos desencadenantes que están relacionados. Y posteriormente, poder reflexionar sobre qué patrones puedes observar o cómo puedes manejarlos.
  4. Ejercicios de conexión con el presente como el Grounding. Es decir, antes de realizar cualquier acción, poder buscar 5 cosas que puedas ver de un color, 4 cosas que puedas tocar, 3 cosas que puedas escuchar, 2 cosas que puedas oler, 1 cosa que puedas saborear.
  5. Entrenamiento para asertividad. Teniendo en cuenta las posibles consecuencias que pueda tener la impulsividad en las relaciones, es importante trabajar las habilidades de comunicación asertiva para poder expresar las necesidades y deseos de forma clara y tranquila.
  6. Reconocer los disparadores de las conductas impulsivas. Es decir, poder tomarnos el tiempo necesario para poder reconocer los estímulos que nos rodean y que son disparadores de los comportamientos más impulsivos. Así, de esta forma podremos anticiparnos a esos estímulos y poderlos cambiar, evitar o modificar.
  7. Generar autoinstrucciones. En ocasiones, aunque hagamos todos los ejercicios anteriores puede ser complicado controlar nuestra impulsividad. Una alternativa es utilizar instrucciones para decirnos a nosotros mismos qué podemos hacer ante una situación. De forma que podamos reflexionar sobre ella y hacerlo de forma efectiva.

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El contenido ha sido redactado con fines divulgativos, en ningún caso puede sustituir la valoración de un profesional. El artículo ha sido revisado por el equipo de redacción clínica.

Artículo escrito y revisado por Marta Ridaura | Graduada en Psicología, con nº de colegiada M-35954.

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