La fatiga mental es un estado de agotamiento cognitivo y emocional que aparece cuando nuestra mente se ve sometida a un esfuerzo prolongado. Puede manifestarse como dificultad para concentrarse, lentitud en el pensamiento, irritabilidad o falta de motivación.
Conocer qué es la fatiga mental, identificar sus síntomas y comprender sus causas es clave para prevenirla y cuidar nuestro bienestar psicológico.
¿Qué es la fatiga mental?
La fatiga mental es un estado de cansancio o agotamiento que afecta a nuestra mente. Ocurre cuando hemos estado expuestos durante un tiempo prolongado a situaciones que requieren esfuerzo cognitivo, emocional o atencional, como tomar muchas decisiones, trabajar bajo presión constante o vivir momentos de alta carga emocional.
Por lo tanto, no es algo que solamente haga alusión a una falta de energía y a esa sensación en la que tu cuerpo tiene flojera o simplemente ganas de descansar, sino que además de eso, es una mente incapaz de funcionar con normalidad ya que sus funciones ejecutivas están bajo mínimos e incluso el estado de ánimo se encuentra alterado, pudiendo presentar picos de ansiedad.
¿Cuáles son los síntomas de la fatiga mental?
Los síntomas del cansancio mental son muchos y no a todas las personas afectan de la misma manera, ya que pueden darse con mayor o menor intensidad y de una manera más o menos extensa temporalmente.
A continuación te vamos a dejar los que consideramos más relevantes, siendo síntomas físicos y emocionales indistintamente:
¿Has sentido alguna vez alguno de éstos síntomas? Seguramente sin que te lo tengas que pensar mucho la respuesta sea sí.
En una sociedad que quiere todo para ayer y en la que los estímulos no faltan sino que sobran, seguro que alguna vez has sentido que ‘tu cabeza no daba para más’ o que tenías mil cosas que hacer en un día que -tan solo- tiene 24 horas.
- Cambios en el estado de ánimo e inestabilidad emocional
- Disminución en el funcionamiento de las funciones ejecutivas; Atención y memoria
- Problemas de concentración
- Embotamiento mental
- Anhedonia o sensación de pérdida de interés ante actividades placenteras
- Tensión muscular
- Sensación de cansancio constante inclusive una vez se ha descansado
- Exceso de irritabilidad
- Problemas para tomar decisiones
- Dolores de cabeza recurrentes
- Dificultad para conciliar el suelo o tener un sueño reparatorio
- Aumento de pesadillas relacionadas
- Etc
Por no hablar de si eres mujer.
Lo sentimos pero además de lidiar con la menstruación y ese síndrome premenstrual que a tantas mujeres afecta, además la carga mental en mujeres es mucho más elevada que en hombres.
Parece ser que el agotamiento mental tiene género y así lo demuestra un estudio social desarrollado por P&G desarrolla junto a Proximity Madrid, en el que los datos que obtuvieron tras entrevistar a más de 2.000 personas fueron escalofriantes; el 71% de las mujeres sufrían fatiga mental y tan solo el 12 % de los hombres lo experimentaba alguna vez.
¿Cuáles son las causas de la fatiga mental?
Existen varias causas que están directamente relacionadas con la aparición de la fatiga mental y éstas pueden cambiar en función de la evolución y del contexto social en el que nos encontremos.
Las causas más relacionadas son:
Estrés
Si pensamos en algo que la mayoría de personas hemos sentido, casi todas podríamos decir: el estrés. Es ese famoso con el que nunca querríamos hacernos una foto pero que siempre nos lo acabamos encontrando.
La sociedad avanza a un ritmo frenético y el mundo cada vez va más rápido (o eso creemos). Nos hacemos cargo de expectativas ajenas, caemos en la trampa del perfeccionismo y al final nos cuesta bajar revoluciones, produciendo a nuestro organismo una respuesta natural ante situaciones que acabamos percibiendo como desafiantes.
Cuando…. ¡Lo verdaderamente desafiante es frenar y añadir calma a nuestro día!
Regulación emocional deficiente
El cerebro está constantemente pensando, no hay momento en el que deje de procesar información y con ello, emociones.
Digerir problemas, ponerles solución, pensar en las miles de tareas que hay por hacer, etc… genera una carga cognitiva importantísima, la cual, aunque no la veamos, el cuerpo es capaz de sentirla y transformarla en ansiedad y cansancio.
Sobreestimulación y la hiperactividad
Un sistema hiperactivado puede ser funcional en momentos puntuales pero en general es un sistema cansado. Atender constantemente estímulos visuales, auditivos, tener que estar pendiente de varias cosas a la vez, caer en la famosa multitarea y no marcarnos límites, nos aleja del autocuidado.
El trabajo es uno de los sitios donde más se da esto, es por ello que la gran mayoría de personas que acuden a consulta tienen problemas derivados de tener niveles de ansiedad laboral, la cual generalmente ha estado presente durante un periodo prolongado de tiempo.
Mala higiene del sueño
El sueño es importantísimo. El cerebro necesita descansar, reorganizarse y reparar todo lo que transcurre durante el día.
Una mala higiene del sueño está estrechamente relacionado con padecer mayor cansancio mental e incluso con la probabilidad de acabar desarrollando trastornos del sueño y otras problemáticas mayores.
Por eso, resulta de vital importancia instaurar hábitos que te puedan ayudar a conciliar el sueño de una manera óptima para tener una mente reparada y un cuerpo descansado.
¿Cómo recuperarse del agotamiento mental?
Lo necesario para poder recuperarse del agotamiento mental es saber que lo estás teniendo. Si algo de lo que has leído anteriormente resuena contigo, seguro que estás a un paso de empezar a trabajar en ti, bien porque estés ya trabajando en ello con un psicólogo o porque te encuentres aquí y quieras saber cómo recuperarte de la fatiga mental.
¡Allá vamos!
Toma nota y lo más importante, llévalo a la práctica.
1. Reconoce tu agotamiento
Parece una obviedad pero los seres humanos nos pasamos media vida ignorando las señales que nuestro cuerpo nos va dando, asique lo más importante primero que nada es que seas capaz de reconocer tu cansancio, de ponerle nombre a esa sensación de agotamiento mental que tienes y así empezar a ponerle intención y después solución.
Muchas veces cuesta aceptar que ‘no podemos más’ porque forzamos la máquina hasta niveles inimaginables y además, nos cuesta reconocernos vulnerables.
Acepta y valida cómo te sientes y empieza a proyectar cómo te quieres sentir de ahora en adelante.
2. Añade pausa a tu día a día
Como anteriormente decíamos, el cansancio mental viene derivado de estar constantemente en alerta, pendiente de todo lo que nos queda por hacer y preocupados por cuándo seremos capaces de darle salida. Por eso, una de las cosas que necesitamos hacer para poder recuperarnos del agotamiento mental es descansar y añadir pausa en el día a día.
Varios estudios muestran que pequeñas pausas de entre 5 y 10 minutos cada hora pueden mejorar significativamente la productividad, por lo que, es realmente beneficioso que en tu rutina diaria incorpores pequeñas pausas que te hagan tener un respiro mental y físico.
3. Hazte una lista de límites para priorizarte
¿Alguna vez has pensado en cómo poner límites a ti misma? Generalmente pensamos en los que tenemos y no ponemos a los demás pero ¿y si ahora piensas en cuáles tendrías que ponerte a ti?.
Priorizarte es una prioridad.
Elabora un listado de aquellos límites que tienes que tratar de llevar a cabo para proteger tu paz mental y tu tranquilidad.
4. Conecta emocionalmente contigo y con los demás
Para regularnos bien emocionalmente tenemos que poder conectarnos bien emocionalmente, algo que, con las prisas se nos olvida y pasamos de puntillas.
Eso hace que podamos sentir muchas emociones en un mismo día pero que siquiera las hayamos podido integrar y dar el espacio que merecen. Para ello, intenta llevar un registro emocional o un diario con el que puedas pararte a identificar qué has sentido y cómo has gestionado aquello que te hizo sentir así.
5. Busca la coherencia con tus valores
Los valores son ese faro cuando todo está oscuro. Buscar la coherencia en tus acciones con ellos me parece la manera más maravillosa de saber dirigir nuestro rumbo y no ir a la deriva.
¿Cuáles son tus valores? Reflexiona sobre cuáles son tus valores y qué tipo de conductas van encaminados a ello. Cuestionarte si aquello que estás haciendo resuena con aquello con lo que te identificas te ayudará a eliminar carga mental y a poder esclarecer tus prioridades y reenfocar tu ritmo en la vida.
Por supuesto que puedes recuperarte de la fatiga mental, aunque no sea de un día para otro.
Es un proceso en el que tienes que añadirle mucho mimo, tiempo y dedicación.
Se trata de poder ponerle freno a todos esos hábitos que te han llevado hasta ese agotamiento y de romper tus propios patrones. Eso no se hace rápido, se cocina a fuego lento, para que el resultado pueda ser duradero y persistente en el tiempo.
Preguntas frecuentes sobre la fatiga mental
Es un estado de agotamiento psicológico que surge tras un esfuerzo prolongado de concentración o toma de decisiones, afectando al rendimiento y al bienestar emocional.
Incluyen dificultad para concentrarse, sensación de bloqueo, irritabilidad, lentitud en el pensamiento, falta de motivación y, en algunos casos, dolor de cabeza o tensión muscular.
Puede originarse por sobrecarga laboral, exceso de estímulos, falta de descanso, estrés prolongado o la combinación de varias responsabilidades sin tiempo suficiente para recuperarse.
Referencias
Pedraz-Petrozzi, B. (2018). Fatiga: historia, neuroanatomía y características psicopatológicas. Recuperado de ResearchGate
De Elio, M., Armenteros, L., & Rodríguez Ledos, P. (2025). Alianza por el sueño. Recuperado de Infocop